Durante los últimos años, algunos estudios científicos han dado cuenta de la llegada de organismos externos a la Antártica. Especies como el cochayuyo (Durvillaea antárctica) y el chorito (Mytilus cf. platensis) han sido avistados en las costas del territorio, generando interrogantes sobre su arribo y cómo afecta su presencia a la biodiversidad autóctona del lugar.
Con el fin de investigar la llegada de especies foráneas al continente blanco, durante el año 2020, un grupo de científicos del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Auistral de Chile (UACH) instaló colectores larvales en bahía Fildes (península Antártica), buscando técnicas para evaluar el asentamiento de invertebrados marinos. Luego de dos años, y en el marco de una nueva Expedición Científica Antártica (ECA), el equipo de buceo científico logró rescatar gran parte de este equipamiento, rescatando la data recolectada durante este tiempo.
El trabajo de rescate y posterior análisis se logró gracias a la colaboración entre las líneas de investigación del Centro IDEAL “Bioinvasiones y endemismo” e “Interacciones biológicas”, a través de la interrelación entre ecología y genética.
“Desde el punto de vista de la ecología, no hay conocimiento de los primeros estadios larvales de invertebrados porque generalmente se observan cuando ya están en una etapa adulta. La función de estos colectores es captar a las especies recién asentadas”, explicó la Dra. Leyla Cárdenas, investigadora del Centro IDEAL, decana de la Facultad de Ciencias de la UACH) y líder del proyecto.
Además de la data recopilada por el sistema de colectores, los investigadores realizaron un análisis de agua con el fin de examinar el ADN ambiental del lugar. La metodología consiste en pesquisar todas las trazas de lo que estuvo en un lugar específico, pudiendo recuperar la información del ambiente.
“Queremos usar los dos sistemas de monitoreo a modo de complementar, ADN ambiental como una nueva tecnología y los colectores de asentamiento como una forma tradicional para registrar las especies que son autóctonas y detectar los organismos que son foráneas”, comentó la investigadora.
La Dra. Cárdenas explicó que se busca crear un registro taxonómico que permita identificar el origen de las especies. “Es más conveniente detectar organismos foráneos en estadios larvarios tempranos que cuando ya existen poblaciones asentadas”, manifestó.
Los resultados preliminares mostraron un gran número de primeros estadios de diversas especies, análisis que será complementado con ADN ambiental para llevar un registro de la biodiversidad existente en Antártica.
Centro IDEAL