viernes, 25 de febrero de 2022

ANTÁRTICA: Juan Höfer: “Si la temperatura del planeta no aumenta dos grados, los cambios en la Antártica no serán irreversibles”


El oceanógrafo y académico de la PUCV integra un equipo de 200 investigadores de 19 países que estudian los impactos de la crisis climática en los ecosistemas del Océano Antártico desde diferentes aristas. Uno de los hallazgos más relevantes de este panel internacional de científicos tiene que ver con que el continente antártico está sufriendo menos los efectos del cambio climático que el Ártico. “Por debajo de los dos grados, la Antártica tiene una capacidad de resiliencia más alta que el Ártico”, dice Höfer. Pero hay que actuar aquí y ahora.

Yo siempre digo que la Antártica es el corazón del planeta. En el invierno el hielo marino se duplica o triplica, y en verano se reduce mucho. Es como el corazón, el bombeo del corazón. Ese hielo marino es importante porque refleja gran parte de la radiación que llega y evita que nos calentemos mucho. Lo mismo pasa con los glaciares. Todos son nuestro aire acondicionado”.

“No vamos a perder la Antártica con la que soñamos, conocemos, no va a desaparecer del imaginario colectivo. Pero a partir de los dos grados los modelos, que tienen su grado de error, empieza a perder su hielo marino, la fauna clásica empieza a pasarlo mucho peor”.

Refugiado en la soledad del Campus Curauma de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), producto del receso universitario para los estudiantes, al oceanógrafo y académico de la Escuela de Ciencias del Mar de esa casa de estudios, Juan Höfer, aún le cuesta volver a los avatares propios del trabajo. Acaba de estar tres meses en la Antártica, en conexión con la naturaleza más salvaje, en lo que representó su quinto viaje al continente blanco, donde ha labrado su trayectoria como investigador antártico. “Sumando todo, he estado un año acumulado en la Antártica”, comenta el profesor español, avecindado en Chile hace seis años.

Actualmente Höfer cumple un papel muy importante en pesquisar evidencia científica sobre el comportamiento del Océano Austral o Antártico y el mismo continente blanco, acaso uno de los puntos del globo menos explorados y más incógnitos. El académico de la PUCV es uno de los cerca de 200 investigadores de 19 países que conforman un equipo llamado Marine Ecosystem Assessment for the Southern Ocean (MEASO, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo justamente es analizar los efectos del cambio climático en los ecosistemas y en los servicios ecosistémicos del Océano Antártico y del continente homónimo a través de diferentes áreas de estudio.

La génesis de este panel internacional, que intenta combatir el precario conocimiento que hay sobre estos ecosistemas australes, se remonta a 2018, año en que se realizó un congreso científico de investigación antártica marina en Hobart, capital de Tasmania, Australia, al que Höfer fue invitado. “Hobart es el equivalente australiano a Punta Arenas como puerta de entrada a la Antártica”, aclara el académico, quien en enero de 2019 volvió a ser invitado por dos colegas australianos para participar del ya citado MEASO.

Y aunque la coordinación con todos los miembros no ha sido sencilla, debido a los husos horarios diferentes por cada país, el grupo internacional se ha anotado importantes hallazgos respecto de los cambios experimentados por los ecosistemas del Océano Antártico producto de la crisis climática. Los estudios, publicados en formato de papers científicos y algunos ya presentados en la última COP26 de Glasgow, abarcan desde el aumento de las microalgas hasta la pérdida de hielo marino en la zona. Uno de los más significativos toca con que los efectos de la crisis en la Antártica son menos acelerados que en el Ártico, y que si la temperatura del planeta no aumenta dos grados es posible que la Antártica no sufra cambios irreversibles. Pero se necesita actuar con la máxima celeridad, dice el profesor Höfer, de la Escuela de Ciencias del Mar de la PUCV.

-¿Cuál era el estatus de la Antártica antes de la conformación del MEASO y cómo se distribuye el trabajo entre quienes están más “cerca” de la Antártica y los demás?

-Bueno, para muchos de esos informes internacionales, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y el Panel Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), la Antártica no existe. En el último reporte del IPCC recién hubo un especial de polos y criósfera, pero los primeros informes no había nada. Desde hace algunos años de incluye la parte física de la Antártica, pero parte de los ecosistemas se deja un poco de lado. Ahora, más que hacer un reporte macro, nuestra idea como MEASO es reunirnos virtualmente cada dos semanas aproximadamente y hacer pequeños trabajos individuales tipo artículo científico y sacarlos en una revista de este corte. Cuando estén todos terminados, la idea es poder condensarnos en un libro, y luego pasarnos por una revisión científica donde se abren rondas al público, como pasa con el IPCC y el IPBES. Pero hay científicos que participan en uno o varios estudios al mismo tiempo. Yo he participado en seis y estamos a la espera de que salga el séptimo.

El escenario climático de la Antártica, dicen los integrantes del MEASO, es menos desalentador que el del Ártico.

-¿Pero hay un hilo conductor que guíe el trabajo del panel?

-Claro, hay un eje vertebrador. El último trabajo en el que participé yo trata sobre lo que se llaman los “drivers”, los que gatillan los cambios, analizando todas las evidencias de los últimos 30 años del punto de vista físico en la Antártica: los cambios en las corrientes, la entrada de agua dulce y la pérdida de hielo marino. Hay otro que desarrolla una colega del Reino Unido sobre los forzantes locales, ya que hay poca presencia humana, pero igual hay pesqueras, los mismos investigadores también contaminan y los muchos turistas que van a la Antártica. Pero casi todos los problemas más peligrosos para la Antártica son globales.

-¿Cuál ha sido su propia contribución dentro del MEASO?

-Bueno, yo participo de varios estudios, pero diría que mi pequeña contribución, entre otras, ha sido compilar la información que hay en la literatura científica sobre la entrada de agua dulce a la Antártica, tema que yo he tratado personalmente. Sabemos que cuando los glaciares se derriten aportan ciertos metales al medio marino, lo que puede ser bueno porque los necesitan para crecer. Pero ese aporte no es como creíamos. Y por el contrario el derretimiento de los glaciares libera sedimento que viene de la roca y que puede matar al krill, muy abundante en la Antártica. El krill confunde la roca con las microalgas y termina varados en la costa. Hay otros colegas que trabajan con el tema de las temperaturas. Está a punto de salir otro artículo sobre zooplancton y ya participé del fitoplancton, donde hicimos análisis de todas las imágenes satelitales en un período de 24 años. Lo que es importante es que se empiezan a detectar cambios en un lugar en que el cambio estacional es muy fuerte a lo largo del año: en el verano casi solo hay luz y en el invierno no hay. Ahí lo que tratamos de ver es si existe, a pesar de esos cambios, una tendencia de largo término.

-¿Y a qué conclusión llegó esa investigación?

-Los resultados no son lo que esperábamos, eso es parte de la ciencia. Lo que podemos ver en los últimos “veintitantos” años, es que, en general, la concentración de microalgas ha aumentado en el Océano Antártico en su conjunto global. Hay zonas muy específicas donde disminuye; son algunos mares donde hay hielo marino. Pero es primera vez que se miraba durante tantos años a una escala circumpolar, es decir, cubriendo toda la Antártica. El trabajo sobre el zooplancton fue un trabajo más bibliográfico.

-¿Y eso qué efecto positivo acarrea?

-Cuando las microalgas crecen y se reproducen, hacen fotosíntesis capturan el CO2 de la atmósfera hacia el agua. Como ha habido un ligero aumento en el global, incluso más de lo que creíamos, es algo positivo hasta hoy. Sin embargo, muchos de los ecosistemas que estudiamos tienen “puntos de inflexión”, cosas difíciles de predecir; puede pasar que las microalgas crezcan, pero dentro de unos años quizás se haya perdido más hielo marino, y cuando el deshielo es muy fuerte en algunas zonas, trae roca pulverizada y materia en suspensión, y pone una sombrilla y la luz no pasa, por lo que a las microalgas les cuesta más crecer. Pero, al parecer, las microalgas nos están ayudando. Pensábamos que hallaríamos más zonas de la Antártica con tendencia negativa. Son zonas donde hay pesquerías, krill, las más negativas. Sin embargo, cuando uno mira el zooplancton, parece que en ciertas zonas está habiendo una escasez, por ejemplo, del krill, sobre todo cuando hay una pesca intensa. Aunque la pesca está controlada, cerca de una isla podría tener algún efecto. Respecto de los pingüinos, hay algunas especies que han aumentado, pero hay otras que están disminuyendo dramáticamente, sobre todo en la zona de la península antártica.

-Entiendo que también han hecho algunas proyecciones sobre el estado de la Antártica y su comparación con el Ártico.

-Sí, una de las cosas que ya sabemos hoy es que -en el entendido que no vamos a bajar de los 1,5 grados de temperatura del planeta, porque tendríamos que dejar de emitir carbono desde mañana- la Antártica aguanta mucho más que el Ártico. Si mantenemos la temperatura hasta dos grados, los cambios no van a ser tan malos. Los cambios son mucho más acelerados en el Ártico. La Antártica está cambiando, pero esos cambios no van a ser irreversibles, no vamos a perder la Antártica con la que soñamos, conocemos, no va a desaparecer del imaginario colectivo. Por debajo de los dos grados, la Antártica tiene una capacidad de resiliencia más alta que el Ártico. Pero a partir de los dos grados los modelos, que tienen su grado de error, empieza a perder su hielo marino, la fauna clásica empieza a pasarlo mucho peor, como por ejemplo los huevos y los ejemplares juveniles del krill, que tienen menos capacidad de adaptación que los individuos adultos. El mensaje que transmitimos desde el MEASO es que hay que actuar ya, que no basta con trabajar con escenarios del año 2100. En la Antártica no está todo perdido, pero hay que actuar ya.

En su quinta visita a la Antártica, el profesor Höfer pudo experimentar la abundancia de ballenas jorobadas.

-¿Y qué podría suceder si la Antártica sufre tal nivel de afectación?

-Tiene dos problemas muy graves. Yo siempre digo que la Antártica es el corazón del planeta. En el invierno el hielo marino se duplica o triplica, y en verano se reduce mucho. Es como el corazón, el bombeo del corazón. Ese hielo marino es importante porque refleja gran parte de la radiación que llega y evita que nos calentemos mucho. Lo mismo pasa con los glaciares. Todos son nuestro aire acondicionado. La roca capta más energía que el glaciar, nos devuelve entre el 10 y el 15 por ciento, y el agua entre un 2 o 4 por ciento. El hielo conserva mucho más tiempo el calor y eso regula el clima en el planeta. Y el otro problema es que se pueden alterar las corrientes marinas que tienen un efecto muy grande en las costas de los países de Sudamérica. La Antártica genera corrientes de agua muy densas, frías y profundas, y transmiten ese frío a los otros océanos. El problema es que esas aguas profundas se están generando a menor tasa que hace 25 años. La diferencia de un grado no la notamos a simple vista, pero marca una gran diferencia.

-¿Por qué los cambios son más acelerados en el Ártico que en la Antártica?

-A ver, aunque los veamos iguales, un polo y otro polo de la Tierra son opuestos. La Antártica es una masa de tierra gigante, con un montón de hielo acumulado sobre tierra. Alrededor de eso hay agua y es un continente. En cambio, el Ártico es un océano, es pura agua, con un montón de hielo flotante marino, que popularmente se les llama casquetes. Alrededor de él hay mucha masa terrestre, para acceder por Canadá, Groenlandia y Noruega. Las condiciones de una y otra son muy diferentes. El Ártico mantiene la temperatura fría en la zona por una corriente, pero a medida que el aire empieza a subir y bajar de latitud, es como la de un río. Y eso produce las olas de frío que hemos visto en Estados Unidos y Europa, mientras en Groenlandia, en febrero, que es el mes más frío, por primera vez la temperatura estaba por encima de los cero grados. Es porque el aire cálido sube más hacia el polo y el aire frío, en cambio, baja. En cambio, en el hemisferio sur es casi todo agua y eso ayuda a la Antártica. Recordemos que hay una corriente circumpolar antártica que transporta la mayor cantidad de agua por segundo de toda la Tierra y que es muy fría; da vuelta todo el continente y por eso a las aguas cálidas del norte les cuesta más entrar.

-Por último, ¿qué se ha podido descubrir en sus investigaciones respecto del rol que cumple el krill en el secuestro de carbono desde la atmósfera hacia el mar?

-Efectivamente, el krill nos ayuda mucho a que el calentamiento global no sea tan rápido. Consume mucha energía el krill cuando se come las microalgas, y lo que no se come, lo defeca, lo prensa en pequeños paquetes fecales que se hunden muy rápido y no vuelven a la atmósfera. Eso nos ayuda. Esta función la cumplen otros organismos, pero el krill es muy abundante en la Antártica, es mucha biomasa. Y nosotros no habíamos pensado mucho en la proyección que tiene el Océano Austral en tanto conecta al sistema global de océanos. Hay miles de millones de toneladas de especies que cruzan desde el hemisferio norte al sur para alimentarse a la Antártica, y luego, por ejemplo, las ballenas transportan todo el krill por toda la costa de Chile y Perú, y se reproducen en la costa de Ecuador o Colombia. Reparten el krill por todo el océano y éstos a través de sus desechos fecales aportan hierro al océano. Y eso solo existe a nivel terrestre; en general hay poco hierro en los océanos.


País Circular

sábado, 19 de febrero de 2022

PATAGONIA: Selva Viva Patagonia en Puerto Williams

 


Los integrantes de Selva Viva Patagonia siguen grabando en la región y conversé con Jorge Miethke para saber sobre su trabajo por Puerto Williams

martes, 15 de febrero de 2022

Punto de Encuentro en la Patagonia, con Antonio Altamirano de Cielos del Infinito

 




Reanudamos esta serie de conversaciones con personajes de la cultura y la ciencia, como también dar cuenta de actividades culturales y científicas que estimamos de interés para quienes siguen este canal. Lo anterior lo hacemos a través de Punto de Encuentro en la Patagonia. En esta oportunidad quiero destacar a Cielos del Infinito y su versión número catorce del Festival de Artes Cielos del Infinito, para lo cual conversamos con Antonio Altamirano quien cuenta lo realizado tanto en Puerto Edén como en Puerto Natales.

lunes, 7 de febrero de 2022

ANTÁRTICA/CAMBIO CLIMÁTICO: Nueva colonia de pingüinos hallada en la Antártida preocupa a los científicos


El cambio climático ha producido que unos pingüinos que viven en zonas más templadas establezcan nuevas colonias en la Antártida. En tanto, otra especie que vive en el hielo ha sufrido una disminución en su población.

Por lo general, el descubrimiento de una desconocida colonia de pingüinos suele ser un motivo de alegría para muchos ecologistas y amantes de los animales. Sin embargo, la población de pingüinos papúa (Pygoscelis papua) hallada en la Antártida, en una de las zonas más australes en las que se ha visto esta especie, genera preocupación entre los científicos.

Los investigadores de ecología polar de la Universidad Stony Brook de Nueva York, Michael Wethington y Alex Borowicz, utilizan los movimientos de estas aves como indicadores clave para comprender el avance del cambio climático cerca del Polo Sur, ya que algunas regiones occidentales, como la Península Antártica, han sufrido un rápido calentamiento, mientras que la Antártida Oriental sigue siendo fría y cubierta por el hielo.

Los pingüinos papúa o juanito buscan ahora zonas un poco más cálidas en la Antártida...

Los pingüinos son particularmente más fáciles de rastrear que otras especies porque anidan en tierra y sus plumas negras y sus desechos pueden distinguirse con el contraste blanco de la nieve. El conteo de pingüinos enseña una historia llena de matices, en la que algunas especies son consideradas "ganadoras" a medida que el cambio climático abre nuevos hábitats, mientras que otras se ven obligados a buscar climas más fríos.

Una ola de pingüinos papúa en la Antártida

Los pingüinos papúa -también conocidos como pingüinos juanito-, poseen picos de color rojo anaranjado y sus características marcas blancas en la cabeza. A diferencia de otras especies de pingüinos, estos prefieren las aguas abiertas, sin mucha presencia de hielo. Cuando las temperaturas en la Península Antártica aumentaron rápidamente durante la segunda mitad del siglo XX, las poblaciones de papúa se expandieron hacia el sur.

Pingüinos Adelia, viviendo entre las rocas. Esta especie disfruta mejor vivir en el hielo marino.

"A los pingüinos papúa no les gusta el hielo marino. Se alimentan principalmente en la plataforma continental y no se adentran mucho en el mar", afirmó David Ainley, biólogo de H.T. Harvey & Associates, que lleva más de 50 años estudiando a los pingüinos.

A medida que el hielo marino disminuye en el lado occidental de la península, los pingüinos juanito aprovechan la zona para instalarse. Sin embargo, para los pingüinos Adelia (Pygoscelis adeliae), las condiciones de vida han empeorado, ya que dependen del hielo marino para alimentarse y reproducirse.

"Cuando encontramos pingüinos Adelia, normalmente sabemos que el hielo marino está cerca. Y siempre que hemos visto que el hielo marino disminuye o desaparece por completo, entonces vemos que las poblaciones de pingüinos Adelia disminuyen sustancialmente", afirmó Michael Wethington.

Los pingüinos han estado moviendo sus zonas de anidación para adaptarse al cambio climático. Otras especies no lo consiguen.

Protección del espacio seguro

En su expedición de enero a la región, los científicos de Stony Brook descubrieron que las colonias de Adelia alrededor del Mar de Weddell, aún helado, se habían mantenido estables durante la última década: "Esta península es tal vez un espacio seguro, ya que vemos que el cambio climático avanza y el calentamiento general se produce en todo el planeta", añadió Wethington.

Los científicos han documentado que los efectos del fenómeno de El Niño y el avance del cambio climático podrían haber inducido la muerte de varios pingüinos, entre ellos, el de Adelia y el emperador (Aptenodytes forsteri), dos especies que viven en climas gélidos.

Aunque la muerte de los pingüinos no es un resultado directo del cambio climático, "hay un aspecto de este en la pérdida", dijo Peter Fretwell, un científico de información geográfica en el British Antarctic Survey.

JU (rtre, newscientist.com, sciencealert.com)

DW


 

jueves, 3 de febrero de 2022

Patagonia/Tierra del Fuego: Incendio Forestal en Timaukel

 


Testigo asegura que el incendio forestal en Timaukel partió mucho antes de lo anunciado


En directo desde Timaukel con todos los detalles del incendio forestal que lleva más de una semana



Incendio Forestal Timaukel: Hoy llegó a la zona la ministra de Agricultura



Incendio en zona austral chilena de Tierra del Fuego consume 1 235 hectáreas y se mantiene activo

Unas 1.235 hectáreas han sido afectadas por el incendio forestal registrado en la comuna de Timaukel, en la provincia austral chilena de Tierra del Fuego, informó el jueves la Corporación Nacional Forestal (Conaf).

Patagonia/ÁCRUX: Cristóbal Petrovich, astrofísico

 


El viernes 28 de enero se llevo a efecto la primera charla de divulgación científica en este festival de poesía y ciencia del estrecho de Magallanes, ÄCRUX, y le correspondió al destacado magallánico, astrofósico, Cristóbal Petrovich. Su tema fue "El baile de los planetas", acerca de la dinámica, el movimiento de los sistemas planetarios bajo la influencia de la gravedad. Una vez finalizada su exposición tuvo un diálogo con los escritores Adán Méndez, Daniela Catrileo, Alejandra del Río y Óscar Barrientos. Al respecto, posteriormente, conversé con Cristóbal y les comparto su opinión

martes, 1 de febrero de 2022

Patagonia/Festival ÁCRUX: Con Marcelo Flores de Hygge Universe

 


Antes de embarcarse hacia Santiago y después de haber completado su trabajo, como los encargados de enviar el "Poema Universal" a la nebulosa "Saco de Carbón", conversamos nuevamente con Marcelo Flores Rioja de Hygge Universe, la empresa danesa que asumió esa responsabilidad en este Festival de poesía y ciencia del estrecho de Magallanes, ÁCRUX.
Recogimos su impresión de esta experiencia como también del equipo.
Recuerdo que la nebulosa "Saco de Carbón" se encuentra a 600 años luz de distancia.

ANTÁRTICA: Ship of Firsts/ Nave de primera

 


Australia’s icebreaker RSV Nuyina has risen to the challenges of its first Antarctic voyage, notching up an impressive list of firsts.

During the 39 day voyage over 13,000 kilometres to Davis and Casey research stations, Australian Antarctic Division (AAD) personnel conducted a range of tests on many of the ship’s scientific systems, in a commissioning process with the ship’s operator Serco Australia to set up the vessel for the next 30 years of operation.

The ship also tested its ability to meet Antarctic and resupply challenges, meeting the first of many icebergs, breaking its first fast ice, visiting its first glacier, refuelling its first station and supporting its first helicopter operations.


AAD Voyage Leader Lloyd Symons said the voyage had been a great success.

“Our main priority was to deliver almost one million litres of fuel to Casey research station, to enable the station to continue its important work for another year,” he said.

“With teams working in shifts from Nuyina, the resupply ship Happy Dragon, and the station, we delivered the fuel in less than 36 hours.

“We also successfully delivered two helicopters and their crew to Davis research station, and conducted a range of marine science commissioning tasks, including deployments of scientific equipment off the trawl deck and through the moon pool.”

Seafloor discoveries

First off for science commissioning was testing the ship’s acoustic instruments mounted within its hull and drop keel, including the multibeam echosounder used to map the seafloor.

Just south of Tasmania the acoustics team mapped the summit of an underwater mountain or ‘seamount’, higher than Mount Kosciuszko, at about 2500 metres high.

Near Casey, the team discovered a canyon at least 55 kilometres long, 2200 metres deep and 2000 metres wide at the front of the Vanderford Glacier.

“Although we’ve been visiting this region for decades, we haven’t had the capability to do this sort of detailed mapping before,” senior acoustics officer Mr Floyd Howard said.

“It’s a privilege to be able to set up these instruments and ensure that they’re operating correctly, and calibrated, so that we have a future facility for Australian marine science.”

Thrilled for krill

Another big first was catching the first Antarctic krill in Nuyina’s unique ‘wet well’.

The wet well is a watertight room deep inside the ship, connected to inlets in the hull that allow water to gravity feed into the room and across a filter table at about 2000 litres per minute.

Krill and plankton are delivered in the stream of water in perfect condition for research, without the need for towing trawl nets or stopping the ship.

“The best animals to conduct experiments on are those that are freshly caught and in perfect condition, so that we can have confidence that our results reflect what actually happens in the wild,” Mr King said.

“We caught more than 15,000 krill and tested the wet well in various sea states and ice conditions.

“It was fantastic to wake up in the morning, walk 200 metres from my cabin to the wet well and flick a switch to have live Antarctic krill delivered instantly.”

The krill were transferred to a specially designed containerised aquarium, awaiting delivery to the Australian Antarctic Division’s land-based aquarium.

The specimens will contribute to deepening scientists’ understanding of Antarctic krill and their critical role in the ecosystem, which will strengthen conservation efforts and ensure Southern Ocean krill fisheries are sustainably managed.

Doorway to the deep sea

As Nuyina pushed through ice, the team conducted the first deployment of an oceanographic instrument through the ship’s moon pool.

The moon pool is a 13 metre vertical shaft, four metres square, that runs through the ship’s hull to the ocean.

When its top and bottom hatches are opened, the moon pool allows the deployment of oceanographic equipment such as CTDs (conductivity, temperature and depth instruments), nets, and robotic vehicles, within the relative comfort and protection of the ship.

Technical Services Manager, Michael Santarossa, oversaw a successful deployment of the first CTD to just above the seafloor, 2600 metres below.

“Antarctic scientists are pretty keen to sample Antarctic Bottom Water that’s normally found, as the name suggests, close to the bottom, so you have to test your nerve a bit and lower the package pretty close,” he said.

“On this voyage I’m here to confirm that our equipment is going to serve the scientists that will be using this vessel over the next 30 years.

“In our first deployment, we tested our nerve, we got down there and all the systems worked.”

Deepsea NBN

In the future, many oceanographic deployments will be hooked up to a new deep sea power and data system, developed by Australian Antarctic Division engineers led by Kym Newbery, and tested on the voyage by Mr Newbery and Will Rigby.

The NUTTS – Nuyina Underwater Towed Termination System – will provide a connection between the instruments and electrical-optical cables that can lower instruments up to 8000 metres deep.

“NUTTS will allow us to send one kilowatt of power to underwater systems, and we can use the fibre-optic lines in the tow cable to get more data up the cable than was possible in the past,” Mr Rigby said.

“This means we’ll be able to receive multiple 4K video streams at once as well as tonnes of data from sensors like altimeters, sonars, or sensors on oceanographic instruments, all in one go.”

All the data collected by NUTTS and the huge number of sensors on the ship is stored in an advanced, portable data storage system.

Floating Internet of Things

Antarctic Division Data Centre Manager and ‘big data’ scientist, Dr Johnathan Kool, said there were so many data collecting sensors on Nuyina that it could be considered a “floating internet of things.”

Nuyina is a game changer in terms of the breadth of sensors that it has and the amount of information it’s collecting,” he said.

“And because we’re collecting so much information, we have to think big about how we manage it and distribute it on a much larger scale than anything we’ve done before.”

Free access to the data collected on Nuyina, and elsewhere in Antarctica, will contribute to improved weather and climate models, biodiversity models, navigation maps, and global efforts to map the world’s oceans by 2030.

“I’m a firm believer that better information leads to better decisions,” Dr Kool said.

“There’s a broad range of people who will end up using the data collected on Nuyina’s voyages, including atmospheric scientists, meteorologists, biologists, climate experts, and members of the public.

“In time, my vision is that we can open up our entire Australian Antarctic data collection for big data research.”

It’s a fitting beginning for Australia’s Antarctic ship of the future.

“Bringing Nuyina and its large array of complicated and advanced systems into service is a really important step forward for understanding the Antarctic and Southern Ocean region and advancing Australia’s interests there,” Voyage Leader Lloyd Symons said.

Australian Antartic Program


NAVE DE PRIMERA

El rompehielos de Australia RSV Nuyina ha superado los desafíos de su primer viaje a la Antártida, logrando una impresionante lista de primicias.


Durante el viaje de 39 días de más de 13 000 kilómetros a las estaciones de investigación de Davis y Casey, el personal de la División Antártica Australiana (AAD) realizó una serie de pruebas en muchos de los sistemas científicos del barco, en un proceso de puesta en servicio con el operador del barco, Serco Australia, para configurar el barco. para los próximos 30 años de funcionamiento.


El barco también probó su capacidad para enfrentar los desafíos antárticos y de reabastecimiento, enfrentándose al primero de muchos icebergs, rompiendo su primer hielo fijo, visitando su primer glaciar, reabasteciendo su primera estación y apoyando sus primeras operaciones de helicópteros.


El líder del viaje de AAD, Lloyd Symons, dijo que el viaje había sido un gran éxito.


“Nuestra principal prioridad era entregar casi un millón de litros de combustible a la estación de investigación de Casey, para permitir que la estación continuara con su importante trabajo por un año más”, dijo.


“Con equipos trabajando en turnos desde Nuyina, el barco de reabastecimiento Happy Dragon y la estación, entregamos el combustible en menos de 36 horas.


“También entregamos con éxito dos helicópteros y su tripulación a la estación de investigación de Davis, y llevamos a cabo una variedad de tareas de puesta en marcha de ciencias marinas, que incluyen despliegues de equipos científicos desde la plataforma de arrastre y a través de la piscina lunar”.


descubrimientos del fondo marino


Lo primero para la puesta en marcha científica fue probar los instrumentos acústicos del barco montados dentro de su casco y quilla, incluida la ecosonda multihaz utilizada para mapear el fondo marino.


Justo al sur de Tasmania, el equipo de acústica cartografió la cima de una montaña submarina o "montaña submarina", más alta que el monte Kosciuszko, a unos 2500 metros de altura.


Cerca de Casey, el equipo descubrió un cañón de al menos 55 kilómetros de largo, 2200 metros de profundidad y 2000 metros de ancho al frente del glaciar Vanderford.


“Aunque hemos estado visitando esta región durante décadas, nunca antes habíamos tenido la capacidad de hacer este tipo de mapeo detallado”, dijo Floyd Howard, oficial senior de acústica.


“Es un privilegio poder configurar estos instrumentos y garantizar que funcionen correctamente y estén calibrados, de modo que tengamos una instalación futura para la ciencia marina australiana”.


Emocionado por el krill


Otra gran primicia fue la captura del primer krill antártico en el exclusivo "pozo húmedo" de Nuyina.


El pozo húmedo es una sala hermética en lo profundo del barco, conectada a entradas en el casco que permiten que el agua ingrese por gravedad a la sala y a través de una mesa de filtro a aproximadamente 2000 litros por minuto.


El krill y el plancton se entregan en la corriente de agua en perfectas condiciones para la investigación, sin necesidad de remolcar redes de arrastre ni detener el barco.


“Los mejores animales para realizar experimentos son aquellos recién capturados y en perfectas condiciones, para que podamos tener la confianza de que nuestros resultados reflejan lo que realmente sucede en la naturaleza”, dijo King.


“Capturamos más de 15 000 krill y probamos el pozo húmedo en varios estados del mar y condiciones de hielo.


"Fue fantástico despertarse por la mañana, caminar 200 metros desde mi cabaña hasta el pozo húmedo y pulsar un interruptor para recibir krill antártico vivo al instante".


El krill se transfirió a un acuario en contenedores especialmente diseñado, en espera de ser entregado al acuario terrestre de la División Antártica Australiana.


Los especímenes contribuirán a profundizar la comprensión de los científicos sobre el krill antártico y su papel fundamental en el ecosistema, lo que fortalecerá los esfuerzos de conservación y garantizará que las pesquerías de krill del Océano Austral se gestionen de manera sostenible.


Puerta de entrada al mar profundo


Mientras Nuyina avanzaba a través del hielo, el equipo realizó el primer despliegue de un instrumento oceanográfico a través de la piscina lunar del barco.


La piscina lunar es un eje vertical de 13 metros, cuatro metros cuadrados, que atraviesa el casco del barco hasta el océano.


Cuando se abren sus escotillas superior e inferior, la piscina lunar permite el despliegue de equipos oceanográficos como CTD (instrumentos de conductividad, temperatura y profundidad), redes y vehículos robóticos, dentro de la relativa comodidad y protección del barco.


El Gerente de Servicios Técnicos, Michael Santarossa, supervisó un despliegue exitoso del primer CTD justo por encima del lecho marino, 2600 metros debajo.


“Los científicos antárticos están muy interesados ​​en tomar muestras del agua del fondo antártico que normalmente se encuentra, como sugiere su nombre, cerca del fondo, por lo que hay que poner a prueba un poco los nervios y bajar el paquete bastante cerca”, dijo.


“En este viaje, estoy aquí para confirmar que nuestro equipo servirá a los científicos que utilizarán este barco durante los próximos 30 años.


“En nuestro primer despliegue, pusimos a prueba nuestros nervios, bajamos y todos los sistemas funcionaron”.


NBN de aguas profundas


En el futuro, muchos despliegues oceanográficos se conectarán a un nuevo sistema de datos y energía en aguas profundas, desarrollado por ingenieros de la División Antártica Australiana dirigidos por Kym Newbery, y probado en el viaje por Newbery y Will Rigby.


El NUTTS (Sistema de Terminación Remolcado Submarino de Nuyina) proporcionará una conexión entre los instrumentos y los cables eléctrico-ópticos que pueden bajar los instrumentos hasta 8000 metros de profundidad.


“NUTS nos permitirá enviar un kilovatio de energía a los sistemas submarinos, y podemos usar las líneas de fibra óptica en el cable de remolque para obtener más datos por el cable de lo que era posible en el pasado”, dijo Rigby.


“Esto significa que podremos recibir múltiples transmisiones de video 4K a la vez, así como toneladas de datos de sensores como altímetros, sondas o sensores en instrumentos oceanográficos, todo de una sola vez”.


Todos los datos recopilados por NUTTS y la gran cantidad de sensores en el barco se almacenan en un sistema de almacenamiento de datos portátil y avanzado.


Internet flotante de las cosas


El Gerente del Centro de Datos de la División Antártica y científico de "grandes datos", el Dr. Johnathan Kool, dijo que había tantos sensores de recopilación de datos en Nuyina que podría considerarse un "Internet de las cosas flotante".


“Nuyina cambia las reglas del juego en términos de la amplitud de sensores que tiene y la cantidad de información que recopila”, dijo.


“Y debido a que estamos recopilando tanta información, tenemos que pensar en grande sobre cómo administrarla y distribuirla a una escala mucho mayor que cualquier cosa que hayamos hecho antes”.


El acceso gratuito a los datos recopilados en Nuyina y en otras partes de la Antártida contribuirá a mejorar los modelos meteorológicos y climáticos, los modelos de biodiversidad, los mapas de navegación y los esfuerzos globales para cartografiar los océanos del mundo para 2030.


“Soy un firme creyente de que una mejor información conduce a mejores decisiones”, dijo el Dr. Kool.


“Hay una amplia gama de personas que terminarán utilizando los datos recopilados en los viajes de Nuyina, incluidos científicos atmosféricos, meteorólogos, biólogos, expertos en clima y miembros del público.


“Con el tiempo, mi visión es que podamos abrir toda nuestra colección de datos de la Antártida australiana para la investigación de big data”.


Es un comienzo apropiado para el barco antártico de Australia del futuro.


“Poner en servicio a Nuyina y su gran variedad de sistemas complicados y avanzados es un paso realmente importante para comprender la región de la Antártida y el Océano Austral y promover los intereses de Australia allí”, dijo el líder de Voyage Lloyd Symons.