El lunes 2 de febrero, cuatro artistas parten desde Uruguay en barco hacia la Antártida con el propósito de investigar y proponer nuevas miradas sobre el continente blanco.
La iniciativa denominada, Proyecto Antártida 2, es la continuación articulada de un proyecto iniciado en 2011, por María Agustina Fernández Raggio y Mariana Ponce de León. La propuesta busca generar contenidos en torno a la experiencia vivida por los artistas durante el viaje, en una línea de trabajo conceptual denominada Residencia en movimiento.
En esta segunda etapa los artistas convocados son Alejandro Ferreiro, Matías Paparamborda y Juan Manuel Ruétalo. Estos tres, junto con la responsable del proyecto, Fernández Raggio, se embarcarán en el buque ROU 26 Vanguardia de la Armada Nacional, sumándose así a la sistematización y difusión de la experiencia de un colectivo artístico en su vivencia antártica.
"En este tipo de experiencia todo es muy distinto a nuestras vidas cotidianas: la convivencia con los militares, la experiencia en altamar, los sabores, los olores, los mareos, la ruta de viaje, la rutina, el continente. Todo eso junto es mucha información nueva y puede aturdir. Pero ahora, que cuento con una primera experiencia, sospecho que algunas de estas cosas van a pesar menos y me voy a poder centrar más en cosas de mi interés", explicó a El País Fernández Raggio.
La artista, que en agosto último recibió el 56° Gran Premio Nacional de Artes Visuales por su polémica instalación Miniatura, banda presidencial, señala algunas de las actitudes que hay que tomar ante semejante empresa. "La estadía en el barco es una experiencia de convivencia en un espacio limitado. Lo que aprendí la vez pasada es la capacidad para acostumbrarse que tenemos los humanos. Asombra. Al inicio todo es apretado y al final no necesitas más de lo que hay. Recuerdo cómo me impactaron los techos altos de mi casa cuando abrí la puerta luego del viaje", afirma con humor, agregando que "desde el lado de gestión, como productora y responsable del proyecto, es importante poder demostrar que el arte también puede aportar datos relevantes".
Y sobre el paisaje humano ya en el destino, asegura: "En la Antártida, el paisaje humano es un puñado de hombres resolviendo tareas en condiciones incómodas. Pero lo bueno es que las resuelven y que el compañerismo no se congela. Es un reflejo de lo que es Uruguay cuando se necesita del compromiso de muchos. Creo que en eso funcionamos", remata la artista, quien, junto a su equipo de trabajo, tendrá varios meses para procesar la experiencia y exponer sus resultados, que se dará a conocer a fin de este año, junto a un libro.
El País
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