Las ballenas francas que usan Península Valdés en Argentina como área de cría están sufriendo el evento de mortandad más elevado jamás registrado para esta especie en el mundo. Al menos 605 ballenas han muerto en las costas argentinas desde 2003, incluyendo 538 ballenatos recién nacidos. Sólo en 2012 murieron al menos 113 crías. El Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral trabaja con científicos de todo el mundo para tratar de determinar por qué están muriendo tantas ballenas, pero hasta ahora no ha sido posible encontrar una causa común.
Cada invierno y primavera, las tranquilas bahías de Península Valdés, Patrimonio de la Humanidad en la costa atlántica de la Patagonia Argentina, se llenan de ballenas francas australes que vienen a dar a luz y a criar a sus ballenatos. Sin embargo, en años recientes estas playas remotas también se llenan de ballenatos muertos. Sólo en 2008 murieron casi cien ballenas, 89 de las cuales eran crías. El año 2012 fue otro récord, con 116 ballenas muertas, incluyendo 113 ballenatos.
Difícil de identificar
La dificultad para identificar las causas de estas elevadas mortandades ha frustrado a los investigadores que estudian las ballenas en Península Valdés. Marcela Uhart, co directora del Programa y Médica Veterinaria que trabajó durante dos décadas en Wildlife Conservation Society, y Denise McAloose, patóloga principal del Programa y Médica Veterinaria de Wildlife Conservation Society, continúan investigando. Sostienen que “a pesar de que recolectamos cientos de muestras de tejidos para hacer diversos exámenes sobre enfermedades infecciosas, tóxicas y otras, hasta el día de hoy no hemos encontrado una causa común para estas muertes. Cada año de nuevos datos rompe los patrones anteriores en términos de número de ballenas muertas, época de máxima mortandad, ubicación de las ballenas varadas…el único hecho que se mantiene constante es que la mayoría de las ballenas que mueren son crías recién nacidas”, afirmaron.
“En el año 2012 murieron un tercio de todos los ballenatos nacidos en la Península, lo cual es una proporción elevadísima. Las ballenas francas australes tienen su primera cría a los nueve años en promedio,” explicó el Doctor Mariano Sironi, Director Científico del Instituto de Conservación de Ballenas en Argentina y Asesor del Programa, “esto significa que recién dentro de una década veremos una reducción significativa en el número de ballenatos nacidos, ya que todas las crías hembras que han muerto ahora no traerán nuevos ballenatos a la población.”
Vicky Rowntree, Co-Directora del Programa, Directora del estudio de 43 años sobre las ballenas francas de Península Valdés del Ocean Alliance, y Profesora Investigadora de la Universidad de Utah, está preocupada por la reducción en la tasa de crecimiento de la población. “Esta población de ballenas francas australes es apenas una pequeña fracción de su tamaño original, y ahora hay motivos para preocuparse por su recuperación. Nuestros datos de largo plazo muestran que las ballenas de Península Valdés se recuperaban a una tasa cercana al 7% anual hasta hace pocos años. La elevada mortandad de crías está reduciendo esta tasa de manera sustancial, casi a un tercio menos, de acuerdo con una estimación. Si esta tendencia continúa, simplemente no sabemos lo que sucederá.”
Taller internacional
La semana pasada, los científicos se reunieron en un taller organizado durante la 44 Conferencia Anual de la Asociación Internacional de Medicina de Animales Acuáticos (IAAAM) en Sausalito, California, para analizar nuevos hallazgos sobre estas intrigantes mortandades. El Doctor Peter Thomas, de la Comisión de Mamíferos Marinos de Estados Unidos y Coordinador del taller, expresó que “hasta hace poco la población de ballenas de Valdés era considerada saludable, y estaba aumentando a una tasa constante luego de haber sido diezmada por la cacería en siglos pasados. Sin embargo, dados los varios años de alta mortandad, parecería que las ballenas de Península Valdés y su ecosistema en el Atlántico sudoccidental son menos saludables y resistentes de lo que pensábamos”, expresó.
Varias discusiones del taller se focalizaron en un fenómeno biológico inusual. Las gaviotas cocineras en Península Valdés atacan a las ballenas francas vivas para alimentarse de su piel y grasa. Rowntree y Sironi han monitoreado la frecuencia de los ataques de gaviotas cada año desde 1995. “Los ataques son muy dolorosos y causan lesiones severas y profundas, especialmente en la espalda de las crías recién nacidas. Las ballenas se arquean violentamente y nadan para escapar de las gaviotas atacantes,” explica Sironi. “Este acoso puede durar horas cada vez. Como resultado, las ballenas francas madres y sus crías derrochan mucha energía durante una época del año en la que las hembras están ayunando y en un sitio donde hay poco o nada de alimento para recuperar reservas de grasa. El acoso de las gaviotas y las severas lesiones que producen deben tener un efecto muy negativo sobre la salud y el estado corporal de estas ballenas, y sin dudas es muy estresante.”
Ballenatos
Determinar las causas de la mortandad de ballenatos en Península Valdés es vital para la conservación de esta población, en vista del estado crítico de otras poblaciones de ballenas francas en el hemisferio norte, cuyo número total es aproximadamente el mismo que el número de ballenas que han muerto en Península Valdés desde 2003. “La actual mortandad de ballenas francas australes en Península Valdés no tiene paralelo a escala global. Ninguna otra población de ballenas francas está perdiendo tantas crías cada temporada,” señaló la Doctora Frances Gulland, Científica Principal del Centro de Mamíferos Marinos de Sausalito y anfitriona de la conferencia de la IAAAM. “Las poblaciones de sus especies hermanas en el Pacífico Norte y el Atlántico Norte se encuentran ‘en peligro’, y la más cercana población de ballenas francas australes de Chile y Perú se encuentra ‘en peligro crítico’. Si estas poblaciones se enfrentaran a una crisis similar, podrían extinguirse.”
Los últimos siete años de repetidas mortandades elevadas de ballenas francas en Península Valdés no deben ser ignoradas. Continuar los actuales proyectos de investigación y monitoreo de la población y su salud es de importancia crítica para averiguar por qué tantos ballenatos están muriendo, y qué podemos hacer al respecto.
Jornada
No hay comentarios:
Publicar un comentario