Punta Arenas, 29 de diciembre 2016.- Para monitorear cómo el calentamiento modifica la tolerancia a las bajas temperaturas de las plantas vasculares de la Antártica, el clavelito antártico (Colobanthus quitensis) y el pasto antártico (Deschampsia antarctica), viajó hasta la base polaca Arctowski (isla Rey Jorge), el investigador León Bravo, profesor de la Universidad de la Frontera (Ufro), junto a José Joaquín Inostroza, estudiante de Biotecnología de la misma casa de estudios. El proyecto denominado “Ecofisiología en Plantas Antárticas: Esclareciendo las consecuencias biológicas del cambio climático en poblaciones vegetales de la Antártica Marítima”, forma parte de la Expedición Científica Antártica (ECA 53), que cada año lleva a cabo el Instituto Antártico Chileno (INACH).
León Bravo es fisiólogo bioquímico vegetal y comenta que existe mucha información sobre lo que es el cambio climático y el aumento de la temperatura, pero desde el punto de vista de las plantas y cómo la temperatura provoca un efecto, eso no se sabe. “La temperatura puede ser un efecto directo sobre el metabolismo de las plantas o un efecto indirecto. Algo que estamos investigando son las temperaturas y su posible participación en las comunidades microbianas del suelo y el aumento del reciclaje de nutrientes junto a su disponibilidad”.
“Siempre solicitamos dos viajes al Continente Blanco: una al inicio de la temporada de crecimiento de las plantas y una segunda exploración a fines de febrero. Nuestro experimento principal es el calentamiento in situ. Instalamos unas cámaras de calentamiento pasivo (OTC, Open Top Chamber), que son pequeños invernaderos que tienen la parte superior truncada y que permiten aumentar la temperatura en ese lugar entre tres y cinco grados”, apunta Bravo.
El investigador subraya que están viendo cuál es la reacción de las plantas dentro de las cámaras y las que están en el exterior. Aquí podrán ver si crecen más, si se modifican las comunidades microbianas del suelo, si aumentan los nutrientes, etc.
“Estos sistemas están instalados desde el año 2012, porque es un experimento de largo aliento, que se monitorea temporada tras temporada. Dejamos sistemas de registros instalados (datalogers), estaciones meteorológicas y un sistema de monitoreo de la actividad fisiológica de las plantas. Todos estos implementos los chequeamos al inicio de la temporada para asegurarnos que las baterías estén funcionando, ya que la nieve y el viento pudiesen dañar de alguna manera los instrumentos”.
También han trabajado en la isla Lagotellerie, en el sector de bahía Margarita, donde también han estudiado algunas poblaciones de plantas, pero, según dice el fisiólogo vegetal, el estudio ha sido menor, pues la logística para poder acceder a ese punto es mucho más compleja.
“Si tu calientas las plantas y ellas se ‘acostumbran’ a vivir así, estas se pueden volver más susceptibles a las bajas temperaturas. Estamos en ese proceso de respuestas de saber por qué son más susceptibles y por qué les sucede eso”. Este es un proyecto financiado por Fondecyt y el INACH.
INACH
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