Corredores en la edición 2016 de la Last Desert MYKE HERMSMEYER 4 DESERTS
The Last Desert es la única carrera por etapas que tiene lugar sobre el azul hielo de la Antártida. Forma parte de las cuatro pruebas conocidas como la Desert Race Series, que se celebran en los puntos más secos, calurosos, fríos y ventosos del planeta. 1000 Km por los desiertos de Atacama, Gobi, Namibia y el último desierto: La Antártida.
El continente austral es la última frontera, el paraje más límpido del planeta, con apenas el millar de “habitantes” en 14 millones de Km2, casi todos pertenecientes a estaciones científicas internacionales. Y mantiene un “brazo de mar”, el paso Drake, de 1000 kilómetros de separación con el continente más cercano, Suramérica. Uno podría pensar que su aislamiento es la razón de que no hayan florecido poblaciones humanas, a las que le de por correr por su congelada superficie. Pero la verdad es que la razón es el clima de la Antártida un auténtico “infierno”, es lo mas extremo del planeta, más propio de parajes como los de Marte, con registros de temperatura de -89 ºC y vientos de hasta 327 Km/h. Es cierto que estas dos cifras son los récords mundiales, y que la temperatura media es de unos -20ºC, pero no es raro que se formen ventiscas y tormentas con vientos de 200 Km/h. Otra plusmarca que establecida por la Antártida es el alojar al desierto más seco de la tierra, casi sin vida, con muchas menos precipitaciones que el desierto más cálido, debido a su frio clima que congela el agua en altitud. Por si esto no fuese suficiente motivo para no ir, la Antártida también tiene la menor radiación solar del planeta, y la poca que le llega la reflejan los hielos que cubren su territorio, y aun así, si no se usa crema solar y gafas de sol la gran radiación UV puede provocar graves quemaduras ¿De verdad alguien quiere ir a la Antártida?
Pues lo cierto es que mucha gente, algunos incluso para correr. Y es que la Antártida ofrece paisajes fantásticos y sobrecogedores que alberga una fauna única. Cierto que tiene un clima más propio del carácter de Poseidón después de que se le haya llevado el coche la grúa, pero en cierta forma eso también es parte de su encanto. Los participantes de la carrera de The Last Desert, no solo quieren disfrutar de la naturaleza virginal de este territorio, también quiere derrotar a su clima y geografía y probarse a sí mismos completando una carrera por etapas de 250 Km.
En esta carrera puede participar cualquier persona entre los 21 y los 70 años, siempre que tengan una forma física apropiada y estén familiarizados con la equipación y la vida en espacios abiertos. Pero no se deje engañar porque pueda participar una persona de 70 años, las condiciones de la Antártida hacen que cada paso en la carrera sea un reto. Los corredores deben atravesar planicies con nieve que llega a la altura de la cintura, a veces con cellisca castigando los costados, fuertes vientos, ascensos escarpados y descensos de vértigo, y todo eso durante 13 horas que suele tardarse en recorrer una etapa.
Todas las etapas tienen lugar en la península antártica, el extremo más cercano a Argentina, cuestión que personalmente me desilusiona, porque una autentica carrera de aventuras debería salir desde esta península hasta el polo sur y volver, al estilo Admunsen – Scott, sin comerse a los perros claros. El primero en llegar gana. Pero por lo visto esto debe ser demasiado riesgo para los “runners” actuales.
Aunque lo cierto es que en la península antártica tampoco se está libre de riesgos. El ya comentado clima y las condiciones ambientales requieren obligatoriamente del uso de una larga lista de más de 50 artículos de equipación más unos treinta recomendados. Desde zapatillas de Trail con microspikes, que son los crampones para las zapatillas, pasando por un saco de supervivencia Bivvy, espejo de señales, balaclava, gafas de ventisca, manoplas, botiquín personal…o repelente de insectos, sin olvidar toda la ropa de abrigo y técnica para correr. Y todo eso hay que llevarlo en una mochila de 60 L como mínimo. Y ahora a ponerse a correr.
La carrera, como otras ultratrail, sigue un curso marcado por señales que distan unos cien metros y es obligado no salirse de la ruta. Aquí no hay libertad para navegar como en la Titan Desert, perderse es una opción demasiado arriesgada y por eso se exige dotarse de una brújula a cada corredor, por si ocurriese la comprometida circunstancia, aunque no se le permita salirse de la ruta marcada. Cada ruta tiene además unos puntos de control obligatorios donde hidratarse y reponerse de las pequeñas heridas que se hayan podido sufrir en los avatares sobre el hielo austral, las auténticas medallas de la carrera. Para cubrir una etapa hay un tiempo límite, después de esa franja de tiempo el corredor que no haya llegado a la meta queda descalificado para la contienda final, aunque puede seguir corriendo las siguientes etapas.
Al final de cada día todos los corredores duermen en el barco de la organización, un antiguo buque holandés oceanográfico polar de 89 metros de eslora y remodelado para albergar a 114 pasajeros. El Barco lleva a los contendientes a cada punto de la competición que varía entre 3 y 5. La última edición tuvo lugar en parajes como Isla Decepción, una isla muy singular de origen volcánico con forma de herradura, donde se pueden encontrar aguas termales ya que el volcán sigue activo. También se corrió en la Bahía Esperanza, la Isla del Rey Jorge o la Bahía Paraíso. En todos estos lugares se pueden avistar colonias de cientos de pingüinos barbijo y tener encuentros con orcas, focas leopardo, ballenas azules o elefantes marinos. De todos ellos, la foca leopardo es la que mas respeto merece, el segundo gran depredador de la Antártida después de la orca, que puede alcanzar los 3,5 m de longitud, los 600 kg de peso y que tiene una boca armada con sables de 3 cm.
Si algún corredor se encuentra con una debe evitar a este animal. Pero un participante de la ultra Trail The Last Desert no debe temer a una foca leopardo, es más, debería considerarla un incentivo para correr más deprisa y a caso ganar la carrera. La Antártida es la última frontera, el rincón más puro y bello de la tierra, y hay que respetar tanto su fragilidad como su extrema dureza, sin temer a nada, ni siquiera al reto ultratrail The Last Desert. La próxima edición será en el verano austral del 2018 ¿Se apunta?
El País
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