sábado, 7 de enero de 2017

CHRISTIAN FORMOSO: El cementerio más hermoso de Chile



... En La Espada Encendida, Neruda puso una pareja quimérica a habitar un territorio vacío después de una suerte de cataclismo. Y vuelvo a ese ejemplo porque también es imagen real del territorio de Magallanes, aunque no haya habido un único cataclismo, ni Magallanes haya quedado alguna vez vacío como dice Neruda. Contrariamente, la imagen del territorio que surge del trazo anterior es la del fragmento y la pluralidad de voces. allí radican los signos de resistencia presentes en la tensión que he mencionado. Es lo que he aprendido a leer desde la poesía de Neruda, desde la poesía chilena y desde la poesía a secas. 
Por eso, la poesía ha sido para mi el ejercicio de nombrar y resignificar una angustia persdonal, plurar y de territorio, con una mirada que va del lenguaje personal al lenguaje colectivo y al lenguaje del poder. Porque la poesía me ha dado a entender que no es posible construir ninguna experiencia humana sobre conceptos que no estén semantizados por la inminencia de una carga profunda de amor. Que toda experiencia propia, de país, de continente, de época, debe ser resignificado apuntando a eso. Y que aquello sólo es posible hacerlo a la luz del poema.

Vuelvo a la imagen de La Espada encendida. Y a la imagen de Puerto del Hambre. Porque cuando en el Rapa Nui, carabineros, como en los peores tiempos de mi niñez, dispara al rostro y quema banderas impunemente; cuando en el país patagón la destrucción e inundación de paisaje se torna inminente; y cuando en el restaurant Chile se dice impunemente "do it the Chilean way", son esas las imágenes que vuelven a asomar...

De la introducción a
El cementerio más hermoso de Chile
Christian Formoso


La lágrima de Kooch que dio origen al 
cementerio más hermoso de Chile


Desde el principio de todo Kooch estaba rodeado de tinieblas
esto lo entristeció de tal manera que comenzó a llorar
fueron tantas sus lagrimas que formaron el mar, donde
comenzó a gestarse la vida para poblar el futuro mundo.

VIDA Y LEYENDAS TEHUELCHES
MARIO ECHEVERRÍA B.


Te digo que te amo aunque sólo te vea en el inventario
de los muertos, aunque tu mano no vaya más allá de tu amor
hecho pedazos, ayer corté tu mirada atravesando un lecho
de fuego, donde no sucedía sino la oscuridad ante mis
ojos, antes de ti no conocía el beso de las distancias
ni las distancias que ahora soy en tu tiempo inmemorial.
Ayer es el tiempo sembrado sobre mí antes que
aparecieras, yo estaba solo vestido de tinieblas desde el
principio de todo, las páginas vacías sobre mi rostro en la
pantalla, pero tu alegría me penaba coronando un mar en
construcción, un mar blanco que no era mar ni era blanco
un todo vaciado de sentido, parecido a la nada, mensajes
de texto en jergas desconocidas, otras lenguas del vacío
bajo el vacío de la forma. Todo me entristeció de tal
manera que comencé a llorar, y mi llanto por ti
fue profundo e interminable, y mis lagrimas fueron
tantas que formaron la mar, y con la mar se encendió
mi deseo, y con mi deseo el latir de la vida, porque mis
lágrimas te hicieron nacer, tal como te conozco y
te lloro te hicieron mis lágrimas, y de ensayos de ti
fui poblando todos los mundos posibles, todos
los tiempos fueron posibles por hallarte
los ojos tal cual los viera clavados en un cajón de mi
sombra, pero tus ojos estaban perdidos en la mar
y por verlos encarnados en mi, yo solté el suspiro del viento
que agitó las tinieblas, yo vi la luz asistiendo a tu parto, junté
uno a uno los huesos para ti, la sábana clara del día
la puse sobre ti, el fuego de las flores lo puse
a latir en tu pecho, con la guirnalda del verano adorné
tu cintura, para tu cuello arrebaté el tallo
del mediodía, tus manos fueron traídas del paraíso
de las palomas. Tu voz hizo agitada la mía
como un río, todo entonces de fondo del gran fondo
de ese ni blanco ni mar con gemidos y calores
su alrededor blanco y su centro de fuego, y del centro
del fuego la marea de los años, y de los años su fulgor
para ti. Pude hacer todo hasta el anhelo del todo
partir el señuelo de tu boca y entrar a tu pieza
en la noche, dar hijo al calor
de la corriente, al poder de las sentencias
jalonadas, pero hoy no soy más que esto arrinconado
a la ceniza, a la finitud de tu carne y al decantar
de tus huesos, sobre las piedras y bajo las autopistas
toda materia transitada, vaciado de imágenes
sobre el cáncer de las horas. Te amo
aunque sólo pueda tocar tu ceniza y te prometo
que no di nombre a las cosas, que no le di duración
ni el cauce de la alegría pude alargarlo
más allá de la mar. Todo lo que hay es lo que queda
de mi sueño, tu tiempo inmemorial repitiendo mis ensayos
mi lágrima de haberte visto durante menos de un día
y los días rechazados con un llanto sin consuelo.
Menos de ti me queda sin despejar los paisajes
donde busco tu copia redimida, tu celofán de ternura
sobre el paseo de mi cabellera arruinada. Los que están
en las salas de espera de los consultorios se te parecen
y se me parecen en la esperanza
sobre la voz hilada de los enfermos.
Como ellos moriste esperando la razón
y no estuve para ver mis ojos cerrándose, ni tu nariz
detenida en su ejercicio de hacer correr el mundo.
Pero en las cabinas oscuras también se me aparece
tu fantasma, y en las cámaras jovencitas se me desnudan
para hacer correr el mundo.
Sólo que sus ensayos se me asemejan a tu rudeza
sencilla, a tu desvelada persistencia en el desnudo
abrazarse a los temblores del júbilo. En pequeñas voces
te escucho, te dan a luz ensayando sus esquemas
más hermosos. Nada de eso es real sobre los ojos del tiempo
la luz de las pantallas está inflamada de sombra, los ojos
frente a la cámara están cegados por la fugacidad.
Rápido siguen muriendo mientras otro ensayo de ti
en la pantalla se desnuda hasta los huesos, como si
todo el mar de lagrimas que lloré por verte, no fuera
sino un lago pequeñísimo en la velocidad
de la conexión. Caen las pantallazos ahora que veo
la pequeña verdad de ese llanto, y el latido enamorado
de las pantallas me revela el destino frente al bosque
de cables donde mueren nuevos y viejos
dioses. Ya no soy sino mi lágrima dañada por las posibles
direcciones de mi vista, el mensaje de texto escrito dentro
de mis ojos, mi lenguaje de lágrimas perdido por
verdadero, los himnos que no alcanzo a descifrar.
Te digo que te amo aunque sólo te vea muerta
aunque tu foto se dibuje frente a mi propio reflejo
coagulado. Te amo aún en la miseria de mi cabina
numerada, y te envío pesados mensajes que no llegan
a tu casilla, tu buzón de voz tiene tu voz y con eso paso
el día, escuchando letras borradas, un teclado sin teclas
que suena por ti detenido. Por eso guardé mi lágrima más
hermosa, pues si no pude darte alegría al menos puede
mi lágrima ver salir el sendero señalado, la razón más
hermosa destituida en la belleza del descanso. Para ti
guardé esa lagrima y de ella la ofrenda que por ti lleva
a otros en la noche, los amados más hermosos de Chile
que se besen y te sigan y te den las gracias
pues por amor a ti derramé este sendero por el que ellos
corren, después de la muerte, tomados de la mano.

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