martes, 24 de abril de 2012
Familia navega desde Grecia hasta la Antártica
Trece países y 8.800 millas náuticas -equivalentes a 16.297 kilómetros- ha recorrido en 22 meses de navegación la familia conformada por el ex cabo de la Armada y ex guardafaros en el cabo de Hornos, Osvaldo Escobar Torres, su esposa alemana Jutta Walter y su pequeño hijo Theo Enrique, de poco más de 3 años y 7 meses de edad. A bordo de su yate Polarwind, salieron en junio de 2010 desde Grecia y su meta es llegar a comienzos del próximo año a la Antártica.
Tras una recalada de varios días en Punta Arenas, al mediodía de hoy, aprovechando una ventana de buen tiempo, los navegantes inician viaje a Puerto Williams para desde allí dirigirse a Ushuaia, donde estiman establecerse hasta enero de 2013, con el único afán que su hijo asista a un jardín infantil y así poder tener roces con niños de su misma edad.
Osvaldo y Jutta se conocieron en 2003 en Punta Arenas. El era capitán de un barco que en ese entonces se encontraba en la zona trabajando en un documental para la televisión alemana sobre el cabo de Hornos. Ella, en cambio, era una profesora que entre 2001-2005 participó de un intercambio en el Colegio Alemán.
En 2009, Escobar obtuvo su licencia de capitán de vela costera, luego de exigentes clases teóricas en Alemania y navegación práctica de Dinamarca.
La pareja vivió por más de cuatro años en Alemania. El sueño de tener su propio barco y regresar a Sudamérica navegando a vela fue una idea que con el transcurso de los años se transformó en una meta. El nacimiento de su hijo Theo reforzó aún más la idea de realizar una larga navegación en familia.
Vendieron su
auto y otras cosas
A partir de ahí se inició una intensa búsqueda en Europa de un velero que reuniera las condiciones necesarias para efectuar esta expedición. A comienzos de 2010 encontraron un yate con el que finalmente iniciarían la travesía hacia la Antártica.
“Vendimos el auto y todas nuestras cosas para iniciar nuestra aventura, la que fue apoyada por una serie de empresas que actúan como patrocinantes de la navegación”, destacó Osvaldo.
En el puerto de Preveza, en Grecia, se dio inicio a los preparativos y modificaciones necesarias para el zarpe definitivo, que se produjo en junio de 2010 en una viaje que tenía como destino el cabo de Hornos y la Antártida.
En su navegación han soportado altas temperaturas y fuertes vientos. La primera etapa más larga fue el cruce desde el estrecho de Gibraltar hasta la isla de Madera en Portugal. En siete días cubrieron 700 millas. El otro tramo más extenso, de 850 millas, lo vivieron en Africa.
En Madera recibieron la visita de los abuelos alemanes del pequeño Theo, disfrutando intensamente las dos semanas que estuvieron juntos. Fue la despedida oficial por parte de la familia antes de emprender la gran aventura de cruzar el Océano Atlántico para arribar a Brasil.
El ex guardafaros, nacido en Santiago, relata que la navegación de mayor riesgo se produjo en Senegal, donde operan verdaderas bandas de piratas, por lo que debieron tomar los resguardos necesarios para no ser sorprendidos.
“Construimos una caja de seguridad dentro del yate, donde ocultamos nuestro dinero y documentos”, señaló.
En Buenos Aires permanecieron 9 meses. Allí Theo fue matriculado en un jardín infantil, tiempo el cual también aprovecharon para reemplazar las velas y los dos motores de la embarcación, lo que permitió poner a punto la nave para enfrentar el desafío de cruzar el cabo de Hornos, el que a la postre cumplieron sin mayores contratiempos.
Para la expedición al fin del mundo, el Polarwind cuenta con Internet, impresora, una moderna balsa salvavidas, teléfono satelital y todo el equipamiento de seguridad exigido para este tipo de travesía.
El matrimonio estima regresar a Alemania el 2015 ó 2016.
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