A más de catorce mil kilómetros de sus casas, los militares gallegos no olvidan las tradiciones propias de esta época.
Trabajo y más trabajo. Es Navidad, pero los militares de la campaña antártica, misión que por primera vez lidera un oficial de la Brilat de Pontevedra, el comandante Alberto Salas, tienen poco tiempo para el descanso. Aún así, y pese a estar a más de catorce mil kilómetros de su casa y con temperaturas por debajo de los cero grados, no olvidan las tradiciones propias de estas fechas.
Así, el 24 de diciembre, los expedicionarios de la base Gabriel de Castilla ascendieron al monte Irizar, uno de los más australes del planeta, y colocaron un Belén. Veinticuatro horas después, disfrutaron de la comida de Navidad, en la que no faltaron viandas propias de estas fechas, a fin de cuentas, con excepción de los productos frescos, la totalidad de la comida que se consume en la base la desplazan desde España.
Y claro está, Fin de Año tampoco pasó desapercibido para los militares. Ya no solo porque dieran la bienvenida al 2016 con uvas, es que tuvieron ocasión de disputar su propia San Silvestre.
En unos días de ambiente familiar, no cabe duda de que la tecnología hace más llevadera las ausencias. Las comunicaciones entre territorio nacional y la Antártida son diarias, lo que impide aquello que decía la canción de que La distancia es el olvido.
Reportaje campaña antártica
«Armamento no se lleva. La Antártida es un lugar de paz y ciencia»
El ourensano Diego Núñez, sargento primero en el Regimiento de Transmisiones de Valencia, es uno de los dos responsables de que los componentes de la campaña antártica puedan mantener el contacto con sus familias: «La comunicación de la gente que está en la base pasa por nuestras manos».
Asume que, en la Antártida, «la dificultad es siempre la climatología. Un terminal satélite que en España transmite con normalidad, aquí la climatología tan adversa nos hace tener que ir adaptándonos a nuevas situaciones».
Tras tres misiones -Afganistán, Bosnia y Uganda-, Diego Núñez se vio con la capacidad suficiente para encarar esta campaña: «Son catorce años en transmisiones con mucha experiencia en maniobras. Llegó mi oportunidad y fue toda una alegría que me seleccionaran». A diferencia de otras misiones, «el enfoque de esta es totalmente diferente. Por ejemplo, armamento no se lleva. La Antártida es un lugar de paz y ciencia».
«Mi labor no tiene nada que ver con dar asistencia a los pingüinos»
Pedro Solís es natural de Pontevedra. «Mi abuelo era un enamorado de Galicia y es algo que ha ido pasando de generación en generación. Era médico en una época en la que los funcionarios podían moverse libremente por toda España y quiso pasar los últimos días de su vida laboral en Galicia y pidió destino en Bueu. Mi madre, como se sentía más segura estando al lado de su padre, se vino». Destinado en la Agrupación de Sanidad número uno de Pozuelo de Alarcón (Madrid), es el veterinario de la misión: «Parece que voy a dar asistencia clínica a los pingüinos, pero no tiene nada que ver con eso porque, entre otras cosas, no podemos interferir en la vida de las especies animales».
Es por ello que su misión se centra en las cuestiones medioambientales de la base. «Hay implantado desde el 2010 un plan de gestión ambiental para evitar que nuestras actividades impacten sobre el entorno».
«Tengo un calendario en el que no hay sábados ni domingos»
El comandante Alberto Salas, quien días antes de comenzar esta campaña, confesaba que había «ansiedad por salir», destacaba vía telefónica que «aquí no hay días libres. Tengo un calendario en el que no aparecen sábados ni domingos». No obstante, matizó que, durante la época navideña, sería algo más flexible.
En cuanto a las fechas más destacadas de esta época, precisó que «no faltará algo de marisco», como tampoco jamón serrano. A fin de cuentas, «es el mejor carné de presentación de España».
«Se echa de menos a la familia», apuntó, al tiempo que dejó claro que la integración con el personal civil es perfecta. A fin de cuentas, buena parte de los científicos que comparten espacio con los militares no es la primera vez que pisan el continente helado: «Para algunos es la sexta o séptima campaña», apostilló el comandante Salas, quien destacó la inclusión de la Antártida en las rutas xacobeas.
La Voz de Galicia
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