Fuente: UdeC
Por sus características particulares, los polos son considerados por los científicos como lugares ideales para estudiar los efectos del cambio global asociado a un alza en las temperaturas.
Se estima que en los últimos 50 años la temperatura en esas zonas ha elevado entre 1 y 3 grados; de ahí el interés por conocer las implicancias de estas alzas en diversos ámbitos.
En esta perspectiva se sitúa el proyecto Ecofisiología de plantas antárticas: esclareciendo las consecuencias biológicas del cambio climático en las poblaciones vegetales de la Antártica Marítima, que lleva a cabo desde el octubre el año pasado un equipo de investigadores de las universidades de Concepción, de La Frontera y Mayor, con respaldo de Conicyt y el Instituto Antártico Chileno.
Como parte de este proyecto, el Museo de Historia Natural abrió al público la muestra audiovisual “Cómo afecta el cambio climático a las plantas antárticas”, cuyo objetivo es familiarizar a la comunidad escolar con los hallazgos alcanzados hasta este momento, en el marco de la investigación.
La académica del Departamento de Botánica de la UdeC y coordinadora local del proyecto, Angela Sierra, contó que la investigación está centrada en el área marítima del continente blanco, es decir la península.
“Hemos visto que (en esta zona) el comportamiento es distinto al resto del continente, el proceso es más acelerado. Podría decirse que es más sensible”, dijo, señalando que mientras en el continente la temperatura ha aumentado en 2 grados, en la península –que es la zona donde más crece la vegetación- se ha elevado en hasta 5 grados.
Como resultado de este cambio en la temperatura las plantas que son parte del estudio, el pasto antártico (Deschampsia antártica) y el clavelito antártico (Colobhantus quitensis), han encontrado mejores condiciones para su crecimiento. “Las poblaciones de ambas especies han pasado de una distribución discreta de individuos a formar alfombras”, llegando a zonas más cercanas al continente que han perdido hielo.
“Es un fenómeno interesante, porque la Antártica es por definición un lugar donde hay pocas posibilidades de vida, pero muestra que hay mucha vida”, afirmó. Al haber una mayor presencia de vegetación, también la hay de otro tipo de organismos.
“Las plantas son la base de cualquier sistema natural; de ellas dependen distintos organismos, desde microorganismos e insectos, hasta organismos más grandes”, indicó.
Desde el inicio del proyecto, entre diciembre y febrero, se han realizado tres campañas en la zona del estudio. La primera, explica la doctora Sierra, estuvo orientada a levantar información básica del sitio (en las cercanías de la base antártica polaca Arctowski, Isla Rey Jorge): caracterización y distribución de plantas y aspectos climáticos (medición de temperatura y radiación). Las siguientes expediciones se focalizaron en la instalación, sobre las plantas, de unos sistemas especiales de calentamiento pasivo.
“Son como unos mini invernaderos –abiertos en el extremo superior- que permiten aumentar la temperatura alrededor de la planta”, explicó la académica. Estos experimentos permiten crear condiciones climáticas especiales al interior de las cámaras, para estudiar los efectos que produce el aumento de temperatura en las plantas y hacer comparaciones con la vegetación que crece a la intemperie.
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