Científicos en Argentina lograron filmar por primera vez la rápida inmersión hasta el fondo marino de un cormorán imperial.
La grabación muestra cómo el ave se sumerge 50 metros en apenas 40 segundos en busca de alimento. La filmación fue realizada en Punta León, en la provincia de Chubut, en la Patagonia, donde anidan cerca de 3.500 parejas de cormoranes imperiales.
"Para lograr estas imágenes utilizamos cámaras de video extremadamente pequeñas que se montaron en forma muy sencilla sobre cormoranes imperiales adultos durante un viaje de alimentación en el mar", le dijo a BBC Mundo el director de la investigación, el Dr. Flavio Quintana, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET) y de la ONG de conservación internacional con sede en Estados Unidos, Wildlife Conservation Society.
"Los equipos son muy livianos, pequeños y se adhieren a la espalda de los animales por medio de una cinta adhesiva resistente al agua". El uso de esta tecnología permite conocer la profundidad y duración de los buceos y fundamentalmente cada uno de los movimientos que las aves realizan durante sus inmersiones, explicó Quintana.
"Entre otras cosas, nos es posible determinar la frecuencia de pataleo durante el buceo, el número y tamaño de las presas que consumen y, fundamentalmente, conocer el trabajo (gasto de energía) que estas aves realizan para obtener su alimento en el mar".
Las cámaras revelaron aspectos hasta ahora desconocidos. "Pudimos observar en forma directa cómo los animales se impulsan para alcanzar las profundidades de alimentación, cómo es el desplazamiento sobre el fondo marino, cómo detectan y capturan a sus presas y cómo regresan a la superficie para recuperarse del buceo".
Para Quintana, "las aves buceadoras son fascinantes, realizan comportamientos extremos, exploran ambientes poco conocidos y con estos registradores electrónicos podemos conocer parte de los secretos que guardan cuando desaparecen de nuestra vista y se internan en las profundidades del mar".
Herramientas electrónicas
Poder monitorear electrónicamente el comportamiento de predadores marinos cuando se encuentran en las profundidades del mar abre un nuevo capítulo de investigación y "ofrece nuevas herramientas de conservación acertadas y basadas en ciencia", asegura Quintana, quien también es asesor científico del Ecocentro Puerto Madryn.
Quintana y su equipo comenzaron a colocar instrumentos electrónicos para estudiar el comportamiento animal en 1998. "En la actualidad tenemos el registro del comportamiento en el mar de 400 cormoranes, unos 80 pingüinos y decenas de petreles gigantes".
Entre los diferentes instrumentos, "los registradores GPS son los más comunes y nos permiten conocer las trayectorias de estas aves durante los viajes de alimentación en el mar. Son extremadamente precisos y nos ofrecen una posición por segundo".
"Los registradores electrónicos de comportamiento o Daily Diariesposeen diferentes tipos de sensores que nos permiten obtener registros de profundidad, temperatura, velocidad, dirección del movimiento, etc. Además, estos instrumentos tienen sensores de aceleración que nos permiten conocer la posición del cuerpo (movimiento de la cabeza, rotación e inclinación del cuerpo, etc.), determinar la captura y cantidad de alimento consumido y, lo más importante, tener una estimación del costo energético de cada una de las actividades realizadas por los animales".
Conservación basada en la ciencia
El estudio del comportamiento, el manejo del tiempo y la energía de estos predadores marinos es un excelente indicador del esfuerzo que las aves realizan para obtener su alimento en el mar y, por lo tanto, una alerta temprana de potenciales amenazas o riesgos de las poblaciones, según Quintana.
"Nuestra investigación apunta a comprender cómo las aves marinas manejan su tiempo y energía para ser exitosos durante su alimentación en el mar. De esto depende su propia capacidad de supervivencia ante un océano cambiante, ya sea por la acción del hombre o la naturaleza. Intentamos comprender en qué medida las distintas especies son vulnerables a estos cambios y si son capaces de enfrentarlos".
Los cormoranes imperiales también enfrentan otras amenazas. "Se alimentan de peces de interés comercial por lo que en ocasiones pueden existir conflictos con las pesquerías. Por otra parte son víctima de captura incidental en redes de pesca y están sujetos a los efectos de la contaminación por hidrocarburos".
En este momento Quintana y sus colegas están abocados a entender cómo el esfuerzo que las aves realizan para alimentarse en el mar se relaciona con lo que ocurre en tierra durante la reproducción y a largo plazo con las tendencias de las poblaciones.
Los investigadores mapean el ambiente en cuanto a la "demanda energética para las aves, dónde y cuán accesibles son aquellos sitios dónde la relación costo-beneficio es menor. Incorporamos así nuevas herramientas para establecer prioridades en términos de acciones de conservación del ambiente marino".
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