lunes, 25 de noviembre de 2019

Esporas de algas cumplen primordial función para estudiar los efectos del cambio climático en la Patagonia y Antártica



El estudio de propágulos en la región de Magallanes estuvo enfocado a las capacidades de adaptación de las especie Iridaea cordata
Nelso Navarro


A pesar de ser un elemento esencial en el desarrollo de las algas, existe escasa información respecto a cómo responden bajo efectos de variación en las temperaturas. 

Daniela Jofré, Centro IDEAL. Las esporas de algas, también llamadas propágulos, son organismos capaces de desarrollarse por separado para formar una estructura similar al que la creó. Son sistemas de propagación biológica que permiten la proliferación de las especies en diversos ecosistemas.
Los propágulos son altamente vulnerables a cambios ambientales, por lo que se han convertido en un actor importante para vislumbrar lo que podría ocurrir con las poblaciones de algas en un contexto de cambio climático. Aun así, existe escasa información sobre las respuestas que tienen estos elementos ante factores del ambiente.

Espora de alga (también llamada propágulo) recolectada en Bahía Fildes, Antártica
Nelso Navarro

La respuesta que tienen las esporas frente a condiciones climáticas es estudiada por el Dr. Nelso Navarro, investigador de la Universidad de Magallanes (UMAG) y del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh), quien realizó diversos estudios en el Estrecho de Magallanes y Bahía Fildes (Antártica), específicamente en la especie Mazzaella laminarioides Iridaea cordata.
Uno de los trabajos estuvo relacionado con la tolerancia que poseen los propágulos de distintas ploidía (cantidad de cromosomas) frente al aumento de temperaturas y radiación solar. Si bien las esporas diploides (con juegos completos de cromosomas) son más sensibles a la radiación solar, y los organismos haploides (mitad de cromosomas) a los aumentos de temperaturas, ambos grupos fueron capaces de sobrevivir y desarrollarse bajo condiciones adversas, importante atributo ecofisiológico que podría ser determinante en su capacidad de adaptación al cambio climático.
“Muchas algas poseen dos fases o generaciones independientes (con carga genética distinta: haploides y diploides) que se alternan durante su ciclo vital. La relación entre organismos de estos tipos en poblaciones de algas aún no es bien entendido. Nuestros resultados podrían ayudar a entender la compleja dinámica de la relación de las generaciones haploide y diploide en las poblaciones de algas. Además, los estudios indicarían que en presencia de un factor de estrés al menos un tipo de espora podría sobrevivir y así mantener la población”, comentó el Dr. Navarro.
Otro de los análisis realizados a estos elementos radica en la radiación ultravioleta y las bajas temperaturas en los mares australes en la capacidad de I. cordata de adaptar su estructura celular. Los resultados mostraron que las bajas temperaturas y la presencia de radiación UV afectaron negativamente la estructura celular y el desarrollo de las esporas de la región de Magallanes.
“Estos resultados son interesantes, debido a que muestran que las algas antárticas están bien adaptadas no solo al frío, sino que también presentarían mayor tolerancia a factores extremos asociados con cambios climáticos globales”, explicó el investigador.
Los estudios sugieren que las bajas temperaturas y condiciones climáticas más “extremas” podrían exacerbar el estrés de propágulos ubicadas en la zona subantártica, mientras que en la Antártica estos organismos podrían adaptarse a efectos adversos como la radiación UV y el aumento de temperatura.

Centro Ideal

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