Por primera vez, científicos de la Antártida han adosado una cámara a un ejemplar de minke, una de las especies de ballenas menos conocida - WWF AUSTRALIA
Por primera vez, científicos de la Antártida han adosado una cámara a un ejemplar de minke, una de las especies de ballenas menos conocidas
Por primera vez, los científicos han conseguido adosar una cámara a un ejemplar de minke, una de las especies de ballena menos conocidas y la segunda más pequeña (9 metros de longitud).
En concreto, tal y como informa la organización WWF en una nota, la cámara, que se adhiere a la piel gracias a ventosas, se deslizó por el costado del animal pero permaneció unida a éste, proporcionando un vídeo sobre su forma de alimentación. La minke filtra, principalmente, kril o peces pequeños fuera del agua. Otras especies más grandes, como la ballena azul, en cambio, toman grandes cantidades de agua: pueden invertir, incluso, hasta un minuto en procesar cada «trago», cuyo volumen suele igualar el de su masa corporal.
«Lo que me sorprende es cuán rápido nadan las minke, a unos 24 km/h, y qué tan rápido pueden alimentarse», explica Ari Friedlaender, profesor asociado de la Universidad de California en Santa Cruz y científico principal de la investigación.
«Pudimos ver sus intentos de alimentación individuales y la expansión de los pliegues de la garganta a medida que se llenaban de agua cargada de presas. Fue notable la frecuencia de las inmersiones y la rapidez con que podían procesar agua y alimentarse de nuevo; repitiendo la tarea cada 10 segundos. Era como un Pac-Man continuamente alimentándose», comenta Friedlaender.
«Las ballenas más grandes tratan de evitar el hielo porque no pueden maniobrar tan bien como para alimentarse en aguas abiertas. Asimismo, necesitan bancos densos de kril o pescado para compensar la energía requerida para acelerar, embestir y procesar grandes "tragos" de agua». Las minke, sin embargo, pueden alimentarse entre el hielo debido a su tamaño relativamente pequeño. Éste, curiosamente, también contribuye a que puedan disminuir la energía que necesitan para alimentarse, pudiendo aprovechar bancos de presa menos densos. De igual modo, su capacidad de alimentarse rápidamente ha permitido a la especie perpetuarse en la Antártida, en cuyo hábitat helado, además de alimentarse, se esconde de las orcas.
«En los últimos 50 años, el número de días en que el hielo marino cubre la península Antártica ha disminuido en aproximadamente 80. Para las minke y otras especies dependientes del hielo eso significa 80 días menos con un hábitat adecuado», remarca Friedlaender. Como consecuencia del cambio climático, el hielo marino en la península Antártica ahora llega 2 meses más tarde y se retira más de 1 mes antes.
En la actualidad, la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) considera los datos que recaban los científicos sobre pingüinos, focas y aves marinas, pero no de las ballenas, a la hora de elaborar nuevas propuestas de áreas protegidas y de gestión pesquera, subraya WWF en su nota.
«Estos "marcajes" nos están ayudando a comprender no solo cómo se alimentan las minke, sino la ubicación de sus lugares de alimentación favoritos. Nos permitirá trabajar con la CCRVMA y la industria para mantener la pesca lejos de sus áreas críticas de alimentación», han añadido desde la organización, que colabora con el investigador.
«Esperamos que cuando la CCRVMA se reúna próximamente se aprueben propuestas para importantes nuevas áreas marinas protegidas para la península Antártica y el mar de Weddell, así como para la Antártida Oriental, cuya iniciativa fue rechazada el año pasado», concluyen.
ABC
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