El proyecto Wallflowers, impulsado por Pau Quintanajornet, quiere llenar los muros de colores con un sentido artístico y social.
En la remota localidad de Balmaceda, en plena Patagonia chilena, unos 1700 kilómetros al sur de Santiago, la artista Pau Quintanajornet trabaja en el último proyecto de Wallflowers: un inmenso mural que cambiará la cara de este pueblo. La chilena (33) reside desde los dos años en Alemania, hasta donde la llevó el exilio junto con su familia. Sus raíces han tirado fuerte hacia la técnica del muralismo y el rol social del arte en la comunidad.
“No es simplemente pintar un muro. Lo más importante es el intercambio que allí ocurre con la gente, que permite conocer el lugar y sus problemáticas. Es un puente para llegar a las personas”, explica. “Con un poco de pigmento puedes cambiar mucho, desde embellecer el lugar a las perspectivas educativas y sociales”.
Pau Quintanajornet es la creadora del Proyecto Wallflowers, una iniciativa que busca llevar colores al mundo, especialmente donde son más necesarios. Junto a artistas de distintos países desarrolla diversos programas: el de los murales (“The Blooming Seeds”), la pintura en movimiento, realizada con patinetas (“The Color Wood Movement”), y una red internacional de mujeres artistas (“Hemisferias Ligadas”).
“Se nota que hace falta más color en este mundo, más dedicación a la comunidad y al trabajo social. El muro o la acción en patinetas se transforman en una excusa para establecer un puente para el diálogo y así tener una perspectiva más abierta hacia el mundo”, destaca la artista.
Hace unos meses estuvo pintando con patinetas en una escuela de Berlín que acoge y da cursos de integración y alemán a niños refugiados e inmigrantes: “Yo también fui refugiada, es un tema que a mí me toca mucho. Con la pintura puedo darles un día de alegria a esos niños y mostrar sus historias”. Nuevos proyectos la llevaron a Ecuador y mientras afina los detalles de una invitación para pintar durante los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, se mueve por la Patagonia chilena.
Murales en el sur del mundo
El paso de Wallflowers por Latinoamérica ha reforzado la cooperación con artistas locales y grupos enfocados en la cultura de las patinetas, como la Escuela Skate de Limache, en la zona central de Chile. Muchos funcionan en sectores de escasos recursos y el intercambio con artistas extranjeros da un impulso a su trabajo.
En la Patagonia tiene varios proyectos, como
el Centro Cultural de Coyhaique (foto principal). La psicóloga Consuelo Vera, de esta ciudad, trabaja en el área de educación y ayudó a gestionar la intervención. “La respuesta de la comunidad fue positiva y receptiva. Continuamente se acercaban a hablar con Pau para saber sobre su trabajo. Ha significado una inyección de alegría y energía, los colores y la obra han inundado el espacio de manera positiva. Muchas personas se fotografían en el muro y ya varias de estas imágenes figuran como perfiles o fotos de portada en redes sociales”, destaca.
“Muchas veces a través de un muro se puede crear esa conciencia en un lugar o barrio de lo que tienen en común. La gente se conecta, se comunica a partir del muro”, comenta Pau Quintanajornet. Su trabajo es documentado con fotos y videos por otros artistas de Wallflowers, para contar la “historia detrás del muro”.
Wallflowers es un proyecto sin fines de lucro que se financia a través de la cooperación. Pau pone su trabajo y tiempo y, a través de aportes, costea materiales y traslados. Su sueño es llegar pintando hasta el Cabo de Hornos: “Ir dejando semillas y flores en los muros para la comunidad y las próximas generaciones, y pintar con los niños no sólo en lugares donde se conoce el muralismo”.
T13
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