EFE
El Glaciar Unión, situado en la Antártida profunda, a tan sólo 1.000
kilómetros del Polo Sur, es un oasis para los científicos chilenos que
durante dos semanas desafían las gélidas temperaturas y el
viento racheado para poder llevar a cabo sus investigaciones. Este
lugar remoto e inaccesible, ubicado a 79 grados de latitud sur,
es un largo glaciar convertido desde 2014 en el campamento
base de la Estación Polar Científica operada conjuntamente
por el Instituto Nacional Antártico de Chile (INACH) y las Fuerzas
Armadas.
kilómetros del Polo Sur, es un oasis para los científicos chilenos que
durante dos semanas desafían las gélidas temperaturas y el
viento racheado para poder llevar a cabo sus investigaciones. Este
lugar remoto e inaccesible, ubicado a 79 grados de latitud sur,
es un largo glaciar convertido desde 2014 en el campamento
base de la Estación Polar Científica operada conjuntamente
por el Instituto Nacional Antártico de Chile (INACH) y las Fuerzas
Armadas.
Este desierto, tan blanco como su representación en los
mapas, es un laboratorio natural para los científicos que
estudian los microorganismos en ambientes extremos, la radiación
ultravioleta o los efectos del cambio climático. Para ello, los
investigadores deben enfrentarse a gélidos vientos de más de
300 kilómetros por hora y a temperaturas de hasta cuarenta grados
Celsius bajo cero. "Para mí, investigar en la Antártida es mucho
más que hacer ciencia", ha declarado el liquenólogo chileno
Reinaldo Vargas, uno de los 15 científicos que integran la
expedición, cuyas investigaciones sobre las estrategias que
utilizan estos singulares organismos para sobrevivir en estas
condiciones extremas podrían dar pie a experimentos de colonización
vegetal de otros planetas.
mapas, es un laboratorio natural para los científicos que
estudian los microorganismos en ambientes extremos, la radiación
ultravioleta o los efectos del cambio climático. Para ello, los
investigadores deben enfrentarse a gélidos vientos de más de
300 kilómetros por hora y a temperaturas de hasta cuarenta grados
Celsius bajo cero. "Para mí, investigar en la Antártida es mucho
más que hacer ciencia", ha declarado el liquenólogo chileno
Reinaldo Vargas, uno de los 15 científicos que integran la
expedición, cuyas investigaciones sobre las estrategias que
utilizan estos singulares organismos para sobrevivir en estas
condiciones extremas podrían dar pie a experimentos de colonización
vegetal de otros planetas.
SINC
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