Primera imagen de los sedimentos del fondo del lago Whillans. / WISSARD
Un equipo de investigadores confirma “al 100%” la existencia de vida en el lago Whillans, sepultado bajo 800 metros de hielo antártico. Científicos rusos ofrecen novedades sobre el agua recogida en el Vostok, otro lago subglacial
“Al 100%. Nuestro trabajo en el microscopio muestra que hay células de muchos tamaños y formas”. John Priscu responde rotundo cuando se le pregunta si está completamente seguro de que han descubierto vida en un lago sepultado bajo 800 metros de hielo en la Antártida hasta el que no ha llegado una pizca de luz desde hace milenios. Priscu, responsable de perforar ese bloque de hielo hasta el lago subantártico Whillans para determinar si es viable la vida en esas condiciones, no tiene dudas sobre el hallazgo. “Sí, tenemos más de seis líneas de evidencia directa que revelan la presencia de bacterias viables en el lago”, confirma a Materia.
El éxito de la misión WISSARD es un hito valiosísimo para aquellos científicos que especulan sobre la existencia de vida en otros mundos, como Europa, una luna de Júpiter que esconde mares de agua bajo una gruesa capa externa de hielo. Unas condiciones casi imposibles para el desarrollo de la vida. Tan improbables como las que se dan en los centenares de lagos que alberga la Antártida bajo kilómetros de hielo. Improbable, pero cierto, como acaba de demostrar el equipo de investigadores de EEUU, que se encontraban en liza con otro grupo ruso por ser los primeros en anunciar este logro.
Los rusos fueron los primeros en poner en órbita a un humano y los americanos los primeros en pisar la Luna. Algo parecido a lo que ha sucedido en esta carrera por llegar a la vida sumergida bajo el frío más frío de la Tierra. Los rusos llegaron antes que el equipo estadounidense hasta su lago, el Vostok, a más de tres kilómetros de profundidad. Eso fue en febrero de 2012, cuando el equipo de EEUU todavía preparaba sus aperos. Antes de cerrar la campaña de investigación al terminar el verano antártico, del Vostok solo se obtuvouna muestra contaminada y sin trazas de vida nativa subglacial.
El equipo de la misión WISSARD, financiada con 10 millones de la Fundación Nacional de Ciencias de EEUU, lo hizo todo de una sentada. Su lago está a solo 800 metros de la superficie, una capa que perforaron en apenas cinco días con la ayuda de un sofisticado sistema que agujerea el hielo con un chorro de agua caliente que se reabsorbe para evitar filtraciones. El 27 de enero lograban llegar hasta el Whillans y tomar todas las muestras. Como el lago apenas tiene metro y medio de profundidad, alcanzaron sin problemas las muestras de lodo y sedimentos del fondo.
El agujero abierto hasta el lago Whillans, que apenas alcanza medio metro de diámetro, protegido por un collar que aseguraba la asepsia de la operación. / WISSARD
El equipo ruso también logró extraer muestras válidas en esta campaña, pero como sucedió el año previo con la contaminada por queroseno, no podrán analizar el contenido de los matraces hasta mayo, que será cuando el buqueAcadémico Fedorov atraque en el puerto de San Petersburgo. Allí está el Instituto de Investigación Ártica y Antártica (AARI), donde se comprobará si hay vida en algún tramo de la columna de agua recién congelada de 54 metros de alto que extrajeron del Vostok.
“En esa agua puede haber organismos vivos que habitan el lago desde hace millones de años”, dijo el viernes en una rueda de prensa uno de los líderes del equipo ruso, Valery Lukin. Este investigador reclamó paciencia, ya que “no existe un avión en que quepa la instalación refrigeradora capaz de transportar la gigantesca columna de hielo”, por lo que debe viajar en barco de una punta a otra del planeta. Aun así, en un muestreo inicial comprobaron que las aguas del Vostok contienen una concentración de oxígeno 50 veces mayor de lo normal.
Cristales de tres metros del lago Vostok
Los investigadores rusos se muestran sorprendidos del tamaño de los cristales de hielo que contiene esa columna, de hasta 3,5 metros, un tamaño que no habían visto antes y que da una idea de las especiales condiciones de esas aguas. Sobre el Vostok se han quedado dos científicos que se encargarán de mantener abierto el agujero hasta la próxima campaña, en la que pretenden llegar al fondo del lago, que tiene unos 300 metros de profundidad, donde existen más posibilidades de hallar organismos vivos. Incluso planean usar robots que recojan muestras en el acuífero.
Una de las muestras del lago Whillans. / WISSARD
El equipo WISSARD, que llevaba una década preparando esta misión, ha tenido muy en cuenta las flaquezas del proyecto Vostok para diseñar su aventura. Desplazaron hasta el Whillans una estación de investigación al completo, en una travesía de 1.000 kilómetros cargando con varios laboratorios y miles de toneladas de equipos arrastrados por doce tractoresespecialmente adaptados para tal empresa: cruzar en dos semanas buena parte de la Antártida desde la base norteamericana de McMurdo hasta su objetivo. Todo lo que pudo salir bien, salió mejor. Un éxito rotundo que contrasta con el fracaso del equipo británico que renunció a competir con ellos en enero.
Se recogieron 30 litros de agua del lago y unos siete metros de sedimentos, según explica John Priscu a Materia. El análisis de las muestras ya ha comenzado y continuará durante todo el verano, momento en el que pretenden sacar conclusiones firmes sobre “cómo funciona ese ecosistema subglacial y su posible papel en la evolución de la vida en la Tierra”. Todavía no saben si las bacterias son organismos desconocidos: “En dos meses tendremos los resultados de la secuenciación de su ADN que revelarán la verdadera filogenia de estas células”, anuncia Priscu.
El agua del Whillans se renueva aproximadamente cada 10 años. Pero es un agua que proviene del hielo que se funde en la parte inferior de la capa de hielo. “El ecosistema subglacial lleva aislado de la atmósfera, sin ver un rayo de luz solar, desde hace decenas de miles de años”, afirma este investigador de la Universidad de Montana. Bajo el hielo antártico existen alrededor de 300 lagos, cuyo origen y formación todavía no está del todo clara. Algunos lagos pudieran haberse formado antes de que el hielo los sepultara y otros surgieron una vez formado el glaciar, alimentándose del hielo que se derrite. Mientras el lago Whillans tiene unas cuantas decenas de miles de años, el Vostok tendría unos 14 o 15 millones de años, quizá 20.
“Nuestros resultados allanarán el camino a futuras investigaciones que traten de definir el alcance de este tipo de vida y su posible papel como análogo en la búsqueda de vida extraterrestre en mundos helados”, asegura Priscu. Y remata: “Hemos proporcionado el primer vistazo sobre un mundo perdido bajo el hielo antártico”.
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