domingo, 22 de julio de 2012

La cabaña de Scott y la herencia de los exploradores


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El capitán Robert Falcon Scott y sus compañeros Simpson, Bowers y Evans salen de la cabaña hacia las montañas del oeste el 15 de septiembre de 1911. El proyecto de renovación de 3,5 millones de libras, encabezado por la Fundación del Patrimonio Antártico, está restaurando poco a poco esta cabaña y otras tres en la zona para celebrar los 100 años desde que Scott llegó al Polo Sur. 




A comienzos del siglo XX, la Antártida seguía siendo el único continente en el que los humanos aún no habían dejado su huella. En 1985, el Sexto Congreso Geográfico Internacional declaró que los mares y los picos helados de la Antártida serían la próxima meta del descubrimiento científico, dando lugar a lo que se conoce como la Edad heroica de la exploración de la Antártida. Docenas de hombres, entre los que se incluyen conocidos líderes expedicionarios, como Sir Ernest Shackleton, Robert Falcon Scott y Carsten Borchgrevnik, respondieron a la llamada y se pusieron rumbo al extremo inferior del planeta. Estos erigieron cabañas prefabricadas de madera que sirvieron tanto de refugio durante los meses más fríos como de laboratorios de investigación del clima y el ecosistema locales. Utilizando estas cabañas como bases, los exploradores atravesaron glaciares y escalaron el Monte Erebus, el volcán más meridional del planeta. La investigación de la Antártida se abandonó cuando la Segunda Guerra Mundial desvió la atención del mundo, dejando atrás varias cabañas de expediciones en el continente. Aunque las pequeñas construcciones de madera se levantaron para soportar las condiciones meteorológicas extremas solo durante los pocos años que los exploradores las habitaron, sorprendentemente las estructuras se mantienen intactas después de más de un siglo.


 Los retratos del rey Eduardo VII y de la reina Alejandra aún cuelgan en el interior de la cabaña de la expedición de Sir Ernest Shackleton del Cabo Royds en la Antártida. En la cabaña de Scott del Cabo Evans, aún se pueden ver latas de comida en las estanterías y una revista London Illustrated News sobre una mesa en una esquina; el cuarto oscuro del fotógrafo de la expedición, Herbert Ponting, se conserva intacto con todos sus placas y productos químicos. Las cabañas de los exploradores que salpican el paisaje inhóspito de la Antártida son un documento de los hombres únicos que habitaron en un lugar único. Además de las provisiones, el equipo científico utilizado para medir la temperatura y las condiciones meteorológicas también se quedaron en las cabañas. Las lecturas realizadas a principios del siglo XX con estos instrumentos se pueden comparar con los valores actuales para comprender mejor los efectos del cambio climático sobre la Antártida. Los edificios se conservan como santuarios de la Edad heroica de la exploración de la Antártida y sus logros.


Conserving Shackleton's Historic Hut in Antarctica


Conservators with the Antarctic Heritage Trust talk about their work at the historic 1908 Shackleton hut at Cape Royds in Antarctica. Video by Mary Lynn Price, WomenInAntarctica.com. Built 100 years ago in 1908 as part of Sir Ernest Shackleton's Nimrod Expedition, the hut is filled with the effects and furnishings from that "heroic era" expedition. Because of the hard work and diligence of the Trust, the hut and its historic contents have been restored for future generations of visitors and scholars to enjoy, learn from and be inspired by. Here's a video of Trust conservators talking about their work on location at the Shackleton hut. Hope you enjoy it! MLP


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