El hallazgo, del que se informa en un artículo publicado en 'Nature', tiene implicaciones para la búsqueda de vida en otros planetas, lo que sugiere que los microbios extraterrestres también podrían depender del seguimiento de los gases atmosféricos para sobrevivir.
Los microbios en la Antártida tienen una capacidad previamente desconocida de captar hidrógeno, monóxido de carbono y dióxido de carbono del aire para mantenerse con vida en condiciones extremas.
El hallazgo, del que se informa en un artículo publicado en 'Nature', tiene implicaciones para la búsqueda de vida en otros planetas, lo que sugiere que los microbios extraterrestres también podrían depender del seguimiento de los gases atmosféricos para sobrevivir.
"La Antártida es uno de los entornos más extremos de la Tierra. Sin embargo, las regiones desérticas frías, oscuras y secas albergan una diversidad sorprendentemente rica de comunidades microbianas", detalla la autora principal del estudio y científica asociada de la Universidad de Nueva Gales del Sur, la profesora Belinda Ferrari.
"La gran pregunta ha sido cómo los microbios pueden sobrevivir cuando hay poca agua, los suelos tienen muy poco carbono orgánico y hay muy poca capacidad de producir energía del sol a través de la fotosíntesis durante la oscuridad del invierno.
Descubrimos que los microbios antárticos han desarrollado mecanismos para vivir en el aire y que pueden obtener la mayor parte de la energía y el carbono que necesitan para barrer los gases atmosféricos, incluido el hidrógeno y el monóxido de carbono", dice.
El estudio basado en Australasia, fue realizado por investigadores de la UNSW, la Universidad de Monash, el Centro Australiano de Ecogenómica de la Universidad de Queensland, GNS Science en Nueva Zelanda y la División Antártica de Australia, quienes tomaron muestras de suelo de dos sitios costeros libres de hielo en diferentes regiones de la Antártida oriental. Uno de ellos fue Robinson Ridge, a 10 kilómetros de Casey Station, en la tierra de Wilkes, y el otro fue Adams Flat, a 242 kilómetros de la estación Davis, en Princes Elizabeth Land.
"Ambas áreas son desiertos polares prístinos desprovistos de plantas vasculares", dice Ferrari, de la Escuela de Biotecnología y Ciencias Biomoleculares de la UNSW. Los investigadores estudiaron el ADN microbiano en la superficie del suelo de ambos sitios y reconstruyeron los genomas de 23 de los microbios que vivían allí, incluidos algunos de los primeros genomas de dos grupos de bacterias previamente desconocidas llamadas WPS-2 y AD3.
Los científicos descubrieron que las especies dominantes en los suelos tenían genes que les daban una gran afinidad por el hidrógeno y el monóxido de carbono, lo que les permitía eliminar los gases traza del aire a un ritmo lo suficientemente alto como para mantener sus necesidades de energía previstas y apoyar la producción primaria.
"Esta nueva comprensión sobre cómo la vida todavía puede existir en ambientes físicamente extremos y carentes de nutrientes como la Antártida abre la posibilidad de que los gases atmosféricos apoyen la vida en otros planetas", dice. La mayoría de los organismos usan la energía del sol o la tierra para crecer, pero se necesita más investigación para ver si este uso novedoso de los gases atmosféricos como fuente de energía alternativa está más extendido en la Antártida y en otros lugares, según los científicos.
ep
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