lunes, 29 de octubre de 2012

“Vivir en la Antártida es una experiencia maravillosa”


Guillermo Tonelotto es oriundo de Concepción del Uruguay pero está en la Antártida Argentina desde diciembre del año pasado. A continuación, comparte con los lectores de EL ARGENTINO la experiencia singular en el continente blanco.


Salí del Aeropuerto “El Palomar” el 5 de diciembre de 2011. A las cinco de la tarde de ese día hacía una temperatura de 22 grados positivo… estábamos ya a bordo de un avión Hercules C-130 de la Fuerza Aérea Argentina, con destino a la Antártida.
El viaje iba a tener una escala en Río gallegos, Santa Cruz. Viajamos un grupo de personas de FFAA, científicos, biólogos y personal de logística de la Dirección Nacional del Antártico (DNA).
Como no teníamos “ventana” (oportunidad meteorológica de buen tiempo) para seguir el vuelo y aterrizar en la Antártida, nos tuvimos que quedar en la gamela de Río Gallegos durante 2 días.
A las 14 del 8 de diciembre del año pasado, nos informan que se abrió una ventana en la pista de Frei, de la Base Antártica chilena.
Salimos de Río Gallegos con destino a la Antártida. Luego de tres horas de vuelo, aterrizamos en la pista de la Base chilena Frei. Por primera vez en mi vida piso suelo Antártico. La emoción me invade el alma.
Todo es raro. El clima, la adrenalina, el miedo, la ansiedad. Hacía menos 5 grados negativos y era pleno verano.
Desde la base chilena nos embarcamos en el buque “Suboficial Castillo” de la Armada Argentina, que luego de una hora y media de navegación por aguas antárticas, nos permitió llegar a la Base Argentina Alejandro Carlini (esta base antes se denomina Jubany, pero fue mejor hacerle un reconocimiento a un científico antártico). Aquí será mi año antártico.
El 8 de diciembre de 2011 a las 20 desembarqué en esta base. Para pasar lo que se denomina Campaña Antártica de Invierno (CAI).
Al llegar me crucé con gente que se va… que ya pasó el invierno. Luego nos encontramos con científicos, biólogos, técnicos, ya sea argentinos como extranjeros, y con quienes trabajaremos y compartiremos la campaña antártica.

El trabajo


Salíamos al agua a realizar filmaciones subacuáticas, extracción de sedimentos, limos, redes. Mis compañeros Anne, Susann, Michael, Ian hablan su idioma alemán e inglés y algo de castellano… pero también escuchan “idioma entrerriano”. De todos modos, el idioma inglés es el que prevalece.
Pasaron por esta base ingleses, brasileños, austríacos, japoneses, peruanos, entre otras nacionalidades. También tengo que navegar trasladando a los científicos y biólogos a otras Bases Antárticas cercanas como la base china Great Wall (La gran Muralla), la base coreana King Sejong , la uruguaya General Artigas, la base rusa “Bellinhause”, la chilena Frei. Son bases que están más cercanas, casi a unos cuarenta kilómetros aproximadamente.
Aunque a veces tenemos que llegar hasta las más alejadas como la Base polaca “Henryk Arctowski”, la brasileña “Comandante Ferraz”, que distan casi cien kilómetros.
Aparte de mi trabajo en las aguas heladas, llevo el control de todos los buques que andan navegando en la zona Antártica a través de un sistema denominado AIS (Sistema de Identificación Automática) de la Prefectura Naval Argentina.

Los meses


En diciembre se tiene sólo tres horas de noche, es decir, oscuridad. Así que para poder dormir tenemos que cerrar y tapar todas las ventanas para que no ingrese la luz.
En enero, durante las 24 horas se observa el sol. Por eso salimos a trabajar al agua, a las 2 ó 3 de la madrugada y es como si fueran las 11 de la mañana.
En febrero continuamos trabajando en el agua, y cuando no se puede salir por cuestiones meteorológicas (por ejemplo, cuando el viento sopla más de veinte nudos está prohibido salir) realizamos mantenimiento en la base. En definitiva, siempre estamos trabajando ya sea en las tareas específicas o ayudando en las generales.
Marzo se caracteriza porque empieza a cambiar el clima. Hay más noches, menos claridad, la temperatura ya baja menos diez grados.
Se van los últimos científicos. Es un tiempo duro y triste. Nos quedamos solos con la dotación que está integrada por personal del Ejército, de la Fuerza Aérea, Prefectura Naval y pocos civiles. En total somos 26 personas que constituimos la dotación y comenzaremos la invernada. Es la etapa más difícil del año antártico. ¡Hacemos Patria!”
En verano (desde diciembre a marzo) va y viene gente constantemente. Son científicos, glaciólogos, biólogos. Muchos tienen una experiencia importante, con más de diez años en la Antártida.
Esta base es netamente científica. Se realizan estudios del ambiente, de la contaminación del agua, sedimentos, derretimiento de los glaciares, temperaturas, mamíferos, aves, Niveles de CO2, entre otros proyectos.
Desde abril hasta junio la dotación está sola. Realizamos mantenimiento general de la base, siempre dentro de los locales, porque afuera es imposible por las bajas temperaturas y los vientos.
En julio no tenemos nada de luz de día. Las 24 horas es de noche. Las temperaturas son de menos 27 grados y la sensación térmica es de menos 33 grados. Todo se congela, hasta los cordones de las botas y los pelos de la barba te quedan duros.
Las comidas son enlatadas y/o en polvo. Por ejemplo huevo en polvo. Por eso extraño una buena ensalada de tomate y lechuga y las naranjas y mandarinas entrerrianas. Psicológica y físicamente estamos preparados. El cuerpo y la mente van sufriendo modificaciones, desgastes y adaptaciones de manera constante. 
Es muy importante la convivencia y el compañerismo durante la invernada. En nuestra base prevalece el sentido de pertenencia, somos un solo grupo y tenemos mucha armonía. 
La televisión se instaló este año y podemos ver los partidos de River, el Turismo Carretera. Siglo a los hermanos Bonelli (aprovecho para mandarles un fuerte abrazo de un antártico).
Agosto es una época muy dura. Para mí creo que fue la más difícil, por el tema del clima (temperaturas menos 30 grados, vientos de 130 kilómetros con nieve, que no se llega a ver ni a un metro). Está prohibido andar solo y hasta a veces se prohíbe salir afuera. La oscuridad es total.
Septiembre cambia. De a poco se comienza a ver la claridad en el horizonte, aunque el frío sigue. Hay días que tenemos sol, y eso da vida.
Llegaron los primeros biólogos que estudian a los mamíferos (lobos marinos, elefantes marino) y a las aves (pinguinos, skua, petreles). 
Octubre es un mes donde la claridad es más evidente. Lentamente se va descongelando la zona. El frío sigue y hay días que tenemos menos 20 grados, como así también algunas tormentas de nieve y vientos.
La Antártida es maravillosa, única, hermosa. Soy un agradecido y un privilegiado de estar aquí. Quiero agradecer a la Dirección Nacional del Antártico, a la Prefectura Naval Argentina, al Instituto Antártico Argentino, especialmente a mi familia y amigos porque nos apoyan de manera incondicional. Sin ese esfuerzo, sería casi imposible llevar adelante esta experiencia, que con ese apoyo se transforma en algo hermoso.
Me cuentan mis amigos de EL ARGENTINO que estas líneas serán publicadas. Les agradezco porque estamos mucho más cerca.

Por Guillermo Tonelotto (*)


jueves, 25 de octubre de 2012

2012 Agujero de ozono antártico segundo más pequeño en 20 años


WASHINGTON - La superficie media cubierta por el agujero de ozono sobre la Antártida este año fue el más pequeño el segundo en los últimos 20 años, según datos de la NASA y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de los satélites. Los científicos atribuyen el cambio a una elevación de las temperaturas en la estratosfera antártica inferior. El agujero de ozono alcanzó su tamaño máximo 22 de septiembre, cubriendo 8.200.000 millas cuadradas (21,2 millones de kilómetros cuadrados), o el área de los Estados Unidos, Canadá y México juntos.

 El tamaño medio del agujero de ozono 2012 fue de 6,9 millones de kilómetros cuadrados (17,9 millones de kilómetros cuadrados). El 06 de septiembre 2000 el agujero de ozono fue el mayor que se haya registrado en 11,5 millones de kilómetros cuadrados (29.9 millones de kilómetros cuadrados). "El agujero de ozono es causado principalmente por el cloro de los productos químicos producidos por el hombre, y estos niveles de cloro son todavía considerable en la Antártida estratosfera ", dijo la NASA el científico atmosférico Paul Newman, de la NASA Goddard Space Flight Center en Greenbelt, Md." Las fluctuaciones naturales en los patrones climáticos dado lugar a temperaturas más cálidas estratosféricos este año. Estas temperaturas llevó a un pequeño agujero de ozono. " Los actos capa de ozono de la Tierra escudo natural contra la radiación ultravioleta, la cual puede provocar cáncer de piel. 
El fenómeno del agujero de ozono comenzó a hacer una aparición anual en la década de 1980. La capa de ozono de la Antártida probablemente no volverá a su estado hasta principios de 1980 sobre el 2065, dijo Newman. La recuperación es largo debido a la larga vida de las sustancias que agotan la capa de ozono en la atmósfera.Ozono atmosférico global ya no está disminuyendo a medida que las concentraciones de disminución de sustancias destructoras del ozono. La disminución es el resultado de un acuerdo internacional que regula la producción de ciertas sustancias químicas. Este año también mostró un cambio en la concentración de ozono sobre la Antártida. El valor mínimo de la capa de ozono total en el agujero de ozono fue el segundo nivel más alto en dos décadas. El ozono total, medida en unidades Dobson (DU), llegó a 124 DU 1 de octubre. NOAA mediciones basadas en tierra en el Polo Sur registró 136 DU el 5 de octubre. Cuando el agujero de ozono no está presente, el ozono total varía típicamente 240 a 500 DU. Este es el primer año el crecimiento del agujero de ozono ha sido observado por un instrumento de monitoreo de ozono en el Suomi Nacional de Órbita Polar Partnership (PNP) por satélite. El instrumento, denominado Mapa de Ozono Profiler Suite (OMPS), se basa en los instrumentos anteriores, tales como el espectrómetro cartográfico del ozono total (TOMS) y el instrumento de retrodispersión solar ultravioleta (SBUV / 2), que han volado en múltiples satélites. OMPS sigue un registro de los satélites que se remonta a principios de 1970. Además de observar la formación anual y la extensión del agujero de ozono, los científicos esperan OMPS les ayudará a entender mejor la destrucción del ozono en la estratosfera media y alta con su Profiler Nadir. Variaciones de ozono en la estratosfera inferior se medirá con su Profiler Miembro. "Extremidad OMPS mira hacia los lados, y se puede medir el ozono en función de la altura", dijo Pawan K. Bhartia, físico de la NASA y el plomo atmosférico OMPS Limb instrumento. "Este instrumento OMPS nos permite ver más de cerca el desarrollo vertical de la destrucción del ozono antártico en la baja estratosfera, donde el agujero de ozono se produce". NASA y la NOAA han estado monitoreando la capa de ozono en el suelo y con una variedad de instrumentos a bordo de satélites y globos desde los años 1970. A largo plazo en instrumentos de monitoreo de ozono han incluido TOMS, SBUV / 2, aerosoles estratosféricos y Gas Experiment serie de instrumentos, la sonda de microondas del limbo, el Instrumento de Monitoreo de Ozono, y el instrumento en OMPS Suomi NPP. Suomi NPP es una misión de puente que conduce a la próxima generación de satélites de órbita polar del medio ambiente denominado Sistema Común de Satélite Polar, que se extenderá la vigilancia del ozono en la década de 2030. NASA y la NOAA tiene un mandato en virtud de la Ley de Aire Limpio para controlar los gases que agotan la capa de ozono y el agotamiento del ozono estratosférico. NOAA cumple con este mandato mediante el control de la capa de ozono a través del suelo y las mediciones por satélite. La NOAA Laboratorio de Investigación del Sistema Tierra en Boulder, Colorado, realiza el seguimiento en tierra. . El Centro de Predicción del Clima realiza el seguimiento por satélite para vigilar el estado de la capa de ozono sobre la Antártida

NASA

sábado, 13 de octubre de 2012

Cinemascope de hielo




Un viaje en barco a la Antártida, inhóspita y bella, el gran territorio de los pingüinos


Hay viajes y viajes. Y luego está la Antártida: el confín de los confines, la última terra ignota de los mapas. El viaje soñado e inalcanzable para tantos viajeros.
Es entendible entonces la excitación de los 190 pasajeros que nos agolpamos en este atardecer incandescente en la cubierta superior del Fram, buque de casco reforzado construido para navegar entre hielos por la compañía noruega Hurtigruten, mientas dejamos atrás Ushuaia (Argentina), la ciudad más austral del mundo, y enfilamos el canal de Beagle en busca del paso de Drake.

Lo más. Todo en un viaje a la Antártida es “lo más”. El paso de Drake (dos días de navegación por el cabo de Hornos y por el océano Antártico) es de los más peligrosos del mundo. El continente helado es la tierra más inhóspita del mundo, el interior de la Antártida es el desierto más seco del mundo (sí, nunca llueve, por raro que parezca). Catorce millones de kilómetros cuadrados de superficie, más que toda Europa, que solo albergan hielo y roca. No hay huella humana más allá de unas bases científicas. Y no hay un solo árbol.
Los griegos clásicos ya intuyeron hace 2.500 años que si el planeta era redondo, en el hemisferio sur debería haber igual cantidad de continentes para compensar la esfera. A ese gran continente austral le llamaron “el lugar donde no se ve la osa mayor”: an arthos, la Antártida.

Primer desembarco

La primera tierra que vemos tras cruzar el temido (y esta vez amable) paso de Drake son las islas Shetland del Sur. La tripulación arría las zodiac del Fram para nuestro primer desembarco, ¡el momento soñado! Y lo hacemos precisamente en la isla de Livingstone, la primera costa de la Antártida que fue avistada, en 1819, desde el barco de un tal William Smith, que cubría la línea regular entre Montevideo y Valparaíso y que por culpa de una tormenta se topó casualmente con ese continente helado. Cuando Smith llegó a las Shetland vivía aquí un millón de focas y leones marinos. En solo tres veranos, los cazadores los exterminaron.
La base-museo de Port Lockroy, en la isla Wiencke, en la Antártida. / MARÍA RUS
Unas horas más tarde, el Fram alcanza la costa continental y se dispone a navegar durante diez días en paralelo a ella, fondeando frente a lugares emblemáticos a los que descendemos en las zodiac y por rigurosos turnos: las normas de sostenibilidad del turismo en la Antártida exigen que nunca haya más de 100 personas a la vez en un mismo punto de costa. Lugares como el estrecho de Bransfield, que separa las islas Shetland del Sur del continente antártico, donde los icebergs vagan como silenciosas naves de hielo hasta disolverse. Como Paradise Harbour, donde nos sorprende un atardecer mágico que arranca destellos de oro de las lenguas de los glaciares. O la famosa isla Decepción, donde bajamos para visitar la base científica española Gabriel de Castilla. La isla Decepción es uno de los pocos trozos de tierra libres de hielo: es un volcán activo, por lo que la capa terrestre está más caliente.
En cambio, en el canal de Lemaire, que separa el continente de la isla Booth, los icebergs y el hielo marino bloquean el paso de forma tan homogénea que hasta un buque polar como el Fram quedaría atrapado, por lo que tenemos que dar la vuelta. Mires a donde mires, solo ves cimas nevadas, glaciares y llanuras heladas nunca pisadas por el ser humano. Una fotografía en colores del cuaternario. Un envoltorio salvaje que te hace sentir vulnerable y pequeño, pero libre.
En un crucero-expedición de este tipo, las horas de travesía se amenizan con conferencias a cargo de biólogos y geólogos. El barco lleva además todas las cubiertas acristaladas, así que cuando te sientas a cenar (nunca se hace de noche totalmente) o te acomodas en uno de los sillones de la cubierta 7, te quedas boquiabierto ante el cinemascope que se abre ante ti de glaciares, icebergs, picos nevados y aguas gélidas en las que saltan ballenas, pingüinos, orcas y focas.
Pero, sin duda, lo que más llama la atención son los pingüinos. Estos diminutos y graciosos seres son aves acuáticas que no vuelan, lo dicen todas las enciclopedias, pero cuando los ves evolucionar en directo por primera vez en su hábitat natural te da la sensación de que tienen algo de humano. Los pingüinos pasan la vida en el mar, pescando. Pero para el apareamiento, puesta de los huevos y cría de sus bebés se establecen en tierra firme durante los meses del verano austral (diciembre, enero y febrero). Es la parte de su ciclo vital en la que se encuentran las colonias de pingüinos barbijo, adelia y corona blanca en la época en la que barcos como el Fram pueden acercarse a la costa antártica.
Salida en lancha desde el barco turístico 'Fram'. / M. R.

Camino otra vez del paso de Drake para iniciar la singladura de regreso, paramos en la base-museo de Port Lockroy, en la isla Wiencke, una antigua estación militar y científica británica construida en 1942 que, tras ser abandonada, se restauró tal cual era. Impresiona ver y tocar los instrumentos y equipos que llevaban aquellos exploradores, estar en sus dormitorios y su despensa. A nosotros nos espera una buena cena, un jacuzzi de agua caliente y un camarote con baño privado en el barco, pero ellos pasaban inviernos enteros aislados aquí.
Es entonces cuando tomas verdadera dimensión de la epopeya que supuso la exploración de la Antártida. Y cuando terminas por caer rendido ante la enigmática belleza de esta terra incognita.
 El País



viernes, 5 de octubre de 2012

jueves, 4 de octubre de 2012

Pensamiento del P. Hurtado: Protesta contra el mal (II)


"El silencio sobre las injusticias sociales
perjudica en mayor grado a la Iglesia
de lo que pudieran servirla grandes discursos
sobre el peligro de las logias"

La meditación,
la oración,
la educación
deberían mantenernos
con los ojos siempre abiertos
al dolor humano,
con el corazón adolorido por sus sufrimientos
y con la conciencia que rectifica
en cada circunstancia
los criterios que la masa horriblemente
niveladora
trata de imponer como criterios del mundo,
como lo que todos aceptan,
como lo inevitable.

El sentido del escándalo
nos mantendrá en permanente protesta
contra el mal...